Print Friendly, PDF & Email

La nostalgia es propia del cine, de manera que cualquier película lleva en sí misma muchas de las otras que la han precedido. Cuando eso se aprovecha para recapacitar e innovar, el cine avanza sin perder pie. Por el contrario, cuando la intención es meramente mimética o repetitiva, se acaba teniendo una extraña sensación de déjà vu: ya hemos estado ahí, aunque de otra manera. Si este crítico se considerara a sí mismo un historiador, al abordar una película como Ali & Ava se retrotraería al Free Cinema inglés, o incluso podría acabar hablando de Ken Loach y los supervivientes de aquellas tendencias. Pero como este último largometraje de Clio Barnard le provoca además otras sensaciones, prefiere matizar desde el principio. Por un lado, Ali & Ava es eso, lleva en sí misma la evolución de una simiente realista que ya es consustancial al cine británico. Por otro, sin embargo, se precipita hacia el melodrama y cede a otras tentaciones genéricas sin dudarlo un momento. Estamos, en fin, ante una película contemporánea por vocación que se resuelve por medios tan reconocibles que acaban convirtiéndola en inofensiva.

Ali, de origen hindú, está a punto de separarse de su mujer, aunque se nos describe como un hombre vital y apasionado. Ava, por su parte, enviudó hace tiempo de un marido racista y maltratador y ahora sobrevive emocionalmente en una escuela donde ejerce como maestra de apoyo, quizá para compensar la falta de calor de su vida familiar. Por supuesto, ambos se enamoran, con las consabidas dificultades, sobre todo la oposición de hijo de ella, que sigue honrando en exceso la memoria de su padre porque no sabe nada del hombre que fue. ¿Hace falta contar más? No, pero sí decir que Barnard intenta por todos los medios convertir ese material más bien rutinario en otra cosa a base de ponerle ganas y estilo, como siempre ha sucedido en sus películas, sobre todo en la anterior Dark River (2017). Y que su mayor éxito en este sentido no es tanto la descripción del ambiente de esa ciudad de Yorkshire, su tierra natal, como convertir el film en una especie de musical encubierto, aprovechando los gustos de sus protagonistas para sumirlos en un universo sonoro capaz de compensar los sinsabores de su vida cotidiana e incluso de sus amores contrariados. Ali & Ava, pues, se resiste a caer en los tópicos más frecuentes en este tipo de planteamientos, que por otro lado acepta desde el principio quizá con demasiada despreocupación, con lo que ni siquiera la vitalidad y competencia de sus intérpretes le exime de caer en ellos. Hay cosas inevitables.