Ameen Nayfeh debuta en la dirección de largometrajes con este film, con el que ganó el Premio del Público en las Giornate degli Autori de Venecia, sobre una familia palestina separada por el muro que construyó Israel. Es la vida en tierra de nadie, donde las personas se convierten en prisioneros dentro de su propio país, como le sucede al protagonista que quiere recorrer los doscientos metros que separan su casa de la de su mujer y sus hijos, cuando uno de ellos se encuentra ingresado en el hospital. Con un planteamiento que se acerca a la realidad de un modo casi documental, el film se transforma en una película de carretera, con un grupo de personajes tratando de sortear los controles del muro, que en realidad es la odisea de un padre por abrazar a su hijo.