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A Mark Cousins no pueden negársele dos cosas. La primera, su prolificidad: solo en este 2021 ha firmado The Story Of Film: A New Generation (también presente en Sevilla), The Storms of Jeremy Thomas y esta The Story Of Looking. La segunda, su perspicacia para dar con ideas chispeantes sobre las que construir sus documentales; el planteamiento de su The Story Of Film: An Odissey (2011) proponía una interesante aproximación a la historia del cine a partir de títulos que habían sido decisivos en la evolución del arte cinematográfico. Otra cosa muy distinta es que sus ingeniosos puntos de partida vayan seguidos de un desarrollo sólido. En The Story Of Looking el escritor y cineasta norirlandés se marca un ‘ego trip’ que aúna necesidad de constante autoafirmación y ansias de exposición íntima quien sabe sin con afán de darse aún más a conocer. Partiendo de una excusa médica -están a punto de practicarle una operación de cataratas- Cousins se para a reflexionar (es un decir) sobre la importancia de la mirada. Como si de un diario fílmico se tratase, el cineasta va hilvanando pensamientos y referencias -principalmente cinematográficas y pictóricas- para indagar sobre cuestiones como la luz y el color, mientras convoca, casi siempre mediante largas sesiones de lectura de tuits que hace desde su cama (!), los testimonios de amigos vinculados al mundo de las artes para que lancen ideas sobre los temas a tratar. Así, el video doméstico y las imágenes procedentes de películas de todos los tiempos se yuxtaponen de manera un tanto arbitraria para conformar este particular ensayo sobre la importancia de la experiencia visual en la construcción de nuestras vidas. Ahora bien, su didáctica es débil y carece de fortaleza teórica, sobre todo porque queda devorada por el exhibicionismo de un autor que quiere desnudarse -literal y metafóricamente- ante su audiencia para hacerla partícipe de sus miedos.