Un centro de detención juvenil en Tbilisi, en el que cumplen condena una treintena de menores, es el escenario ideal para reflejar la cultura criminal arraigada en las prisiones de la antigua URSS, y que perdura mucho más allá de la caída del comunismo. Poco importa la juventud de los presos en una cárcel que se encuentra totalmente jerarquizada y cuyo líder es Nika, condenado erróneamente para encubrir un crimen de su hermano mayor, miembro de la banda criminal vor v zakone. En este escenario irrumpen dos ex jugadores de rugby profesionales, quienes asumen el reto de ayudar a estos jóvenes delincuentes, proporcionándoles una vía de escape a través de la disciplina del deporte.

Basada en las historias reales recolectadas por los entrenadores, Negative Numbers, primer largometraje del director georgiano Uta Beria, guarda paralelismos con La soledad del corredor de fondo (Tony Richardson, 1962) y va más allá de ser un simple drama carcelario. Además de confeccionar un retrato muy vivo y preciso de la vida diaria de estos jóvenes, la película muestra lo inadecuado de los métodos de educación y socialización de los reformatorios, así como los sentimientos de inconformismo y rebeldía que anidan en los muchachos internos. La cámara se presenta como un personaje más, sintiéndose prisionera en los reducidos espacios del centro penitenciario y mostrándose tímida, pero libre, en los entrenamientos semanales. Dichos entrenamientos se ruedan al principio tras la distancia, con la cámara alejada y separada por una gran verja, metáfora de la anhelada libertad. Tras el paso del tiempo y con la mayor confianza de los presos, la cámara se mete de lleno en el vigor del rugby, demostrando que liberarse de tal situación solo es posible a través de la combinación de decisiones valientes y la fuerza del colectivo. Nika, reacio en un principio a la práctica del deporte que amenaza con abolir el sistema piramidal, no tarda en simpatizar con ese sentimiento de equipo, lo que le acabará provocando un dilema entre mantener la fidelidad a su hermano o entregarse a su nueva familia.