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Kuartk Valley retrata un valle y sus habitantes desde el humor y un profundo respeto con una calidad cinematográfica nada desdeñable. En el año 2005, los habitantes del valle de Kuartango (Álava) comenzaron el rodaje de una película del oeste que ganó varios premios en la edición del Almería Western Film Festival de 2014, unos años después. José Luis Murga y Oier Martinez de Santos fueron los directores de Algo más que morir y la productora fue Prosopopeya Producciones. Maider Oleaga se presenta en el valle años después para rodar un documental al estilo del western sobre aquella aventura. La película demuestra dos cosas: que el género estadounidense por antonomasia también se puede rodar en el norte del país y que el trabajo colectivo y el amor y el respeto por el cine son capaces de conseguir lo muy poco probable. En las entrevistas rodadas según los dispositivos clásicos del género asistimos a situaciones cómicas, como la de la niña que empezó el rodaje con tres años y acabó con siete, ‘por lo que hubo que cambiarlo todo un poco’, o la del vecino que en su primera escena aparecía con un puro justo cuando acababa de dejar de fumar. Y otras entrañables, como los mayores que rememoran junto al fuego cómo se rodó la secuencia del cementerio o el matrimonio que recuerda la suya entre carcajadas. Es la segunda vez que el festival se acerca en la programación de sus secciones paralelas al género del western, con todas las etiquetas que se le quieran añadir y en el año del estreno de First Cow, de Kelly Reichardt. No es nada nuevo afirmar que el cine del oeste no ha muerto. Sus códigos sirven a nuevas y dispares miradas procedentes de lugares tan distantes como el País Vasco y Nueva Zelanda.