Hasta 1995, Kevin Costner fue adorado en Hollywood. Considerado como el nuevo Gary Cooper vio recompensada su trayectoria como director con los Oscar que recibió por Baliando con lobos. En 1995 rodó una extravagancia millonaria llamada Waterworld y todo cambió. Costner pasó a convertirse en un maverick, autor de un gran western titulado Open Range y se convirtió en cantante de una banda de country llamada Modern West. Costner caminó por los márgenes, pero acentuó su condición de hombre del Oeste. Unos años después, cuando Costner ya era poco más que un icono de los noventa reaparece como director de un proyecto mastodóntico titulado Horizon. An american saga. El proyecto consiste en cuatro películas de tres horas cada una que se estrenarán en los cines entre 2024 y 2025 antes de perderse en las plataformas.

Horizon, de la que en Cannes se ha proyectado su primera parte, pretende ser una especie de revisión de La conquista del Oeste sin Cinerama y sin estampidas de bisontes. Como su título indica es una gran saga sobre la fundación de una ciudad ideal llamada Horizon que funciona como prototipo de la formación de la sociedad americana. El relato se escribe desde la épica, partiendo de diferentes trayectos que desde el este y el sur acaban convergiendo en ese espacio del norte situado en Montana, frente a un río y cerca del territorio Apache. Horizon. An american saga se abre con una imagen simbólica que marca el espíritu de la película. Un colono clava una estaca en un pedazo de tierra y empieza a medirla para construir una primera vivienda. La posesión de la tierra virgen como camino hacia la civilización es el momento fundacional del supuesto inicio de la nación. Después nos encontraremos con la presencia de más colonos y con una gran masacre por parte de los apaches, acompañada de una exaltación de la épica por la supervivencia. Costner nos deja claro que en el Oeste, bajo la tierra conquistada, hay muchos cadáveres. Después de una primera hora de ataque, Horizon se despliega como un gran mapa y la saga pasa a transformase en un gran serial en el que es preciso dar a conocer múltiples personajes que simbolicen cada uno de ellos las diferentes posiciones y tensiones de la mítica del western. En el mundo de los apaches nos encontramos con el guerrero rebelde y el caudillo moderado, en el mundo de los blancos veremos cómo los oficiales de caballería protegen a los colonos y cómo las guerras indias coinciden con el inicio de la guerra de Secesión. En el otro lado de la frontera están los forajidos que hacen la ley a su manera, un ferrocarril que está construyéndose con la ayuda de los chinos, aquellos que intentan establecer los primeros negocios y las caravanas que atraviesan los grandes espacios. Entre todos estos personajes aparece el héroe con nombre, el hombre solitario perseguido por los forajidos que no tardará en mostrarnos sus heridas de amor. En la primera parte Costner despliega una serie de motivos que irá desarrollando y cerrando en las nueve horas que quedan de metraje. Por el momento, la saga genera cierta incertidumbre, le falta algo para ser ese gran western de westerns que pretende ser. De todos modos, como dicen en Francia, à suivre…

Àngel Quintana