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En los primeros momentos de Hopeless, Yeon-Kyu da un golpe con una piedra a la frente de un joven de una banda rival. La escena nos pone en alerta del tono de la película, sobre todo cuando pocos momentos después sabemos que el chico de dieciocho años, Yeon-Kyu, vive en un barrio miserable de una población coreana y que su vida no tiene ninguna escapatoria, tal como indica el título, no hay esperanza. Yeon-Kyu intentará apartarse del mundo de pequeños delincuentes que le rodea, pero se encontrará atrapado en sus redes. Una especie de ángel diabólico que lidera la banda del barrio lo incitará a la violencia y le llevará a realizar una serie de pruebas iniciáticas para asumir el camino del mal. Hopeless es una ópera prima que funciona como un thriller impecable con momentos de violencia extrema y con unos cuantos baños de sangre. A medida que Yeon-Kyu penetra en el mundo del mal este se ensancha y las redes del poder cada vez son más complicadas. Todos los personajes trabajan al servicio de otros y cualquier mínimo error puede convertirse en una trampa mortal. Kim Chang-hoon rueda con eficacia y estilo una historia que hemos visto contada muchas veces. El barrio aparece como un mundo sin futuro y la única alternativa es escapar, pero cuando la telaraña está envenenada es imposible desprenderse de ella. Àngel Quintana