Enric Albero
SEÑOR, DAME PACIENCIA (Álvaro Díaz Lorenzo) – Fuera de concurso
Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez-Lázaro, 2014) abrió la caja de Pandora del humor sobre las diferencias regionales y su éxito se ha convertido en una fórmula que lleva camino de batir el record de aniquilación creativa que, de momento, sigue ostentando la Termomix. El funcionamiento, en todo caso, es el mismo. El problema es que hacer una tarta de tres chocolates o una porra antequerana no es lo mismo que hacer una película. Sea como fuere, a los productores del cine mainstream de este país les vale ese recetario y creen que basta con mezclar una serie de ingredientes para que surja la magia. Por el túrmix de Señor, dame paciencia pasan la imaginería de un panfleto robado de la tourist info de Sanlúcar de Barrameda, la última sinfonía de un compositor de bandas sonoras para ascensores, un humor fino como la punta de un martillo neumático, una factura visual que va de la sitcom más trasnochada al anuncio veraniego de Estrella Damm y un casting que hubiera hecho las delicias de la Súper Pop (que me perdonen Megan Montaner, Silvia Alonso y Andrés Velencoso, pero aquí parece importar más su físico que sus personajes – que me perdone también David Guapo por no incluirlo en el listado anterior). Con la excusa de honrar la muerte de la madre (Rossy De Palma) de una familia dividida por culpa de un progenitor facha incapaz de superar las diferencias con sus hijos (Jordi Sánchez haciendo una cover de su Antonio Recio de La que se avecina), Álvaro Díaz Lorenzo tira de tópicos (Madrid vs. Barça, vascos, catalanes, negros, perroflautas,…) para buscar el penúltimo éxito de lo que, a estas alturas, ya podemos denominar la nueva españolada. Pedro Lazaga y Mariano Ozores eran, en el fondo, unos visionarios.
MANIAC TALES (Rodrigo Sancho, Denise Castro, Abdelatif Hwidar, Enrique García, Kike Mesa) – Fuera de concurso
Esta película coral es una rareza dentro del cine español actual. A una historia matriz -un inmigrante ilegal se topa con un trabajo de conserje en un edificio neoyorquino- se le añaden varios episodios que explotan las diferentes variantes del cine de terror. Esa composición que recuerda, por ejemplo, a Bolsa de cadáveres (John Carpenter & Tobe Hooper, 1993) o Creepshow (George A. Romero, 1982) permite abordar el género desde distintas perspectivas y formatos, aunque ello suponga pagar el peaje del desequilibrio. Zombis, animación, venganzas, thriller psicológico… todo cabe en este cajón de sastre por momentos demasiado televisivo y un tanto efectista (véanse los tics visuales de Skull of Desire) que, no obstante, se interna por un sendero apenas pisado por una producción nacional reacia a jugársela con según que géneros. La valentía y el arrojo -por algo está rodada en inglés- no hay quien se lo quite.
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