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“El cine es el arte del otro”.
Enric Albero.

A nivel visual, una de las primeras cosas que sorprende, quizá por oposición a sus trabajos anteriores, es el uso de la cámara en mano. ¿Qué motivó esa decisión?

La cámara en mano me da un poco de miedo porque puede ser un recurso para rodar mucho, desde donde quieres, con rapidez y sin pensar demasiado en temas de composición. De hecho, en mi vida solo había hecho un plano usando la cámara en mano y no me decidí por ella hasta que sentí que tenía que ser así. Tomé esa decisión por dos cuestiones, porque sentía la necesidad de estar muy cerca de los personajes y porque teníamos que crear una sensación de intimidad. Tratamos de estar siempre al lado de los actores, pero sin molestarlos, por lo que Álex García (director de fotografía) utilizó una cámara que, por su tamaño, nos permitía hacer un movimiento de rotación sobre los actores y jugar con la idea de revelación, de ver todas las caras a los personajes.

¿Por qué se optó por ficcionalizar un hecho real –el embarazo de la actriz María Rodríguez– en lugar de, simplemente, documentarlo?

En ocasiones, cuando intentas atacar la realidad directamente hay un problema: siempre estás presentando una parte de ti muy determinada, te preocupas por cómo quieres que eso sea visto. Para mí, hay una cuestión ética detrás. En un documental en el que toman parte actores no profesionales puede que esas personas no tengan consciencia de lo que están haciendo ni de lo que están dando, mientras que en este caso los actores asumen toda esa carga. El planteamiento era, precisamente, utilizar la ficción no para esconderse sino para desnudarse. Para mí, el cine es el arte del otro. Cuando escribes, escribes solo, contigo mismo, pero cuando filmas, filmas a otros o a algo; para mí es un arte que te obliga a ponerte en el lugar del otro y eso también vale para los actores que debían crear una nueva intimidad que lograse traspasar la pantalla.

¿El video doméstico que registra el nacimiento de la propia María Rodríguez se incluyó en la película desde el principio?

No. Surgió en una fase avanzada del proyecto. María (Rodríguez) me habló de la existencia de ese vídeo, lo vi junto a los actores y la emoción fue tal que decidimos utilizarlo, en principio como separador, hasta que vimos que resultaba algo formulario. Fue ahí cuando optamos por grabar a María viéndolo y fue revelador. Rodamos una única toma de 53 minutos y obtuvimos un material tan potente que nos obligó a repensar cómo utilizarlo. La llegada de Ana Pfaff (editora) nos ayudó a darle más organicidad al conjunto y la introducción de los padres de María aportó especificidad y permitió trazar paralelismos que no estaban. Además, eso ahondaba en la línea de trabajo inicial que consistía en rodar en nuestro entorno, en nuestro barrio, nuestras casas, con nuestro grupo de amigos.

¿Hubo mucho trabajo de ensayos o fue cuestión de jugar con la improvisación?

Partimos de la base de que los actores conocen muy bien a los personajes porque, en parte, son ellos mismos. Todas las escenas están rodadas a partir de improvisaciones, aunque hubiera un texto de partida. De hecho, yo intento que los actores se aprendan los textos de manera neutra para después poder jugar con ellos e incluso darles la vuelta. Se trataba, en realidad, de ensayar grabando. Tuvimos dos meses de preparación antes de comenzar, pero después, en el set, se jugó mucho con la improvisación; así salió, por ejemplo, la secuencia del predictor.

La película señala, de manera sutil, toda una serie de problemáticas surgidas a raíz de una maternidad que se aparta un tanto de los cánones tradicionales… 

Lo fundamental era no juzgar a los personajes y para eso había que equilibrar las tensiones que iban surgiendo: que las simpatías estuvieran repartidas, que la cuestión procedimental –el embarazo– y la ficción fueran a la par y que la cuestión política también estuviera presente. Al principio queríamos tratar una serie de temas concretos; muchos de ellos cayeron en el montaje, pero es evidente que, cuando vemos las decisiones que toman los personajes o lo que les sucede –pensemos en el ámbito laboral– comprendemos que el sistema no contempla un gran número de supuestos que se apartan de lo convencional.

Entrevista realizada el 29 de enero de 2018 en Rotterdam.