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Con motivo del estreno en Filmin del primer largometraje de la cineasta experimental Bette Gordon, Variety (1983) [véase crítica en págs. 32-33 del nº 188, mayo 2024 de la revista], recuperamos la entrevista realizada por José Manuel Sande en el Festival Play-Doc (Tui) con motivo de la retrospectiva que allí se le dedicó a su filmografía, y que se publicó en Caimán CdC, nº 160, noviembre de 2021.


La visita de Bette Gordon, gracias a una retrospectiva en el festival Play-Doc (Tui), permitió disfrutar de su personalidad entusiasta y docta. Autora del título de culto Variety (1983), desde la docencia (hoy Columbia) a la práctica fílmica, recorre cincuenta años de investigaciones, creación y compromiso.

La búsqueda de nuevas vías

¿Cómo recuerda el inicio de su relación con el cine a través de la serie de filmes estructurales codirigidos con James Benning? Me enamoré del cine a través de Godard y Al final de la escapada, donde percibí elementos que nunca había visto antes. Mi experiencia europea en París fue esencial, con el expresionismo, Cocteau, Buñuel, los Nuevos Cines, la exploración en el lenguaje fílmico. Esto se sumó al conocimiento del cine clásico y del underground y la vanguardia, de Brakhage a Mekas. Dentro de esa búsqueda de vías no tradicionales, el encuentro con Benning (yo aún estudiaba en Madison, Wisconsin, cuando comienza nuestra colaboración), ubicó la lingüística y las estructuras como protagonistas. Había influencia de Michael Snow o Hollis Frampton, pero, por idiosincrasia, creo que conseguimos combinar cuestiones de sexualidad, la geografía de los paisajes y el rigor matemático.

¿Y cuál fue el origen de Variety? La película refleja y subvierte cuestiones esenciales (feminismo, violencia de género, el papel del porno, la construcción de historias orales) aún hoy vigentes. En Empty Suitcases (1980), inicio búsquedas que reconstruyen la narrativa tradicional en términos de planificación, espacio, tiempo, estructura o personajes. El film supone un tránsito de Chicago a Nueva York y metaforiza en mi vida la posición de la mujer en la cultura. En 1981 en un evento artístico llamado ‘Emergency’ (años de Ronald Reagan) se crea un proyecto de película en torno al concepto de emergencia con trece cineastas. Mi pieza parte de una entrevista a amigas con sus fantasías porno. Anybody’s Woman (1981), título que viene de un film de Dorothy Arzner, es el precedente de Variety y ya incluye la importancia de las contadoras de historias, la idea del tabú y el deseo o la sexualidad femenina.

Cuando realiza Variety, en Nueva York existe o aparece una comunidad artística interconectada, con espíritu de colaboración. Nueva York en los ochenta era una aventura urbana. Había muchos cineastas y artistas (Jarmusch, Sara Driver, Amos Poe, Nan Goldin,…), un movimiento musical, un universo bullicioso de escritores, de galerías de arte. Esto no existe hoy, ha sido substituido por el mercado, por el dinero.

En Handsome Harry (2009) explora la relación entre hombres, el poder, la sexualidad y los roles sociales. La sexualidad masculina es explorada a través de la perspectiva femenina. Pensaba en figuras de los cincuenta y sesenta: William Holden, Lee Marvin, Steve McQueen… ¿Dónde están esas representaciones? Perdidas. Me interesaba crear un film que explorase la sexualidad y el deseo desde el propio lenguaje. Tenemos Vietnam, la Marina y el regreso a casa, que recuerda Los mejores años de nuestra vida, de William Wyler, o la incomodidad de los cuerpos, su falta de aceptación.

José Manuel Sande

Entrevista realizada en Tui,
el 25 de septiembre de 2021.