Con el formato aparente de un thriller de investigación periodística sobre las cloacas donde confluyen las grandes redes del narcotráfico europeo y los altos estamentos policiales del estado francés, la nueva realización de Thierry de Peretti simula trazar un hilo narrativo tradicional (confesiones de un antiguo infiltrado, trabajo periodístico para contrastar datos, revelaciones de la prensa, escándalo mediático, intrigas del aparato policial, convulsión en las esferas políticas…; es decir, lo que ya hemos visto en infinidad de películas anteriores) para posarse, con mucho mayor detenimiento, en la periferia de todo ello. La mecánica de la investigación y el funcionamiento interno de la implicación entre la policía y los narcos apenas están presentes en este relato que se ocupa, sobre todo, de las largas conversaciones entre el reportero y el infiltrado, entre los periodistas dentro de la redacción, entre los amigos y los novios en una discoteca, e incluso de los antiguos GAL (incrustados en una imprevista bifurcación narrativa que trata de conectar las redes investigadas con la pasada connivencia entre el estado francés y el español que hizo posible aquel brote terrorista). El resultado es una película sorprendentemente rodada en formato 1:1,33, con tomas muy largas y con notable dinamismo físico, pero que tropieza con la falta de carisma de algunos actores (en particular, el periodista que conduce la investigación), con el escaso desarrollo interior de los dos antagonistas (el infiltrado y el dirigente de la policía) y con no pocas lagunas dramáticas y narrativas, lo que deja la propuesta en un elogiable pero modesto intento –algo fallido– de encontrar nuevos caminos para narrar lo que el cine de denuncia social y política ha contado ya antes en numerosas ocasiones.