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Uno de los motivos principales por los que la cineasta argentina Laura Citarella se aventuró en el proyecto de Trenque Lauquen (2022), justo después de haber dirigido Ostende (2011), fue seguir trabajando con Laura Paredes, actriz protagonista en ambas películas y junto a la que, efectivamente, escribió el guion del film que ahora, después de su paso por el Festival de San Sebastián, se estrena en nuestro país.

Tras la muerte de Angela Ricci Lucchi en 2018, para Yervant Gianikian la expresión artística no es más que un intento desesperado por traer de vuelta el recuerdo de su compañera de vida y de creación. Programada este mes en el Museo Reina Sofía, en el marco de un ciclo y de una exposición dedicados a la obra fílmica y pictórica de la pareja, la película Frente a Guernica (2023), aunque finalizada por él, nace de un guion escrito a cuatro manos y no es más que la continuación de su trabajo siempre conjunto.

Por su parte, la directora chilena Carmen Castillo, quien recibiera el mes pasado el Premio del Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia/San Sebastián (publicamos su crónica ahora), explica, a través de su reivindicación del cine como trabajo colectivo (constructivo y en interacción constante con los otros), lo que, tanto Citarella y Paredes, como Gianikian y Ricci Lucchi han hecho efectivo en sus obras durante años: “Yo no sé nada, voy aprendiendo y, sobre todo, me atrevo a crear cuando trabajo en equipo”. Y de hecho, la trayectoria de todos ellos, protagonistas de nuestro número de junio y a los que hemos podido entrevistar en exclusiva, ahonda en la idea de un cine que se piensa en colectivo como posibilidad para escapar a las limitaciones económicas, de producción, distribución o exhibición, pero también como herramienta esencial para la ruptura y la búsqueda estética más allá de cualquier convencionalismo. Lo explica Roger Koza en su artículo a propósito de la productora argentina El Pampero, a la que pertenece Citarella (junto a Alejo Moguillansky, Mariano Llinás y Agustín Mendilaharzu) y que ha ensayado, durante más de veinte años de trabajo, las ventajas de compartir los procesos, también cuando se trata de contextos de producción inestables: “Los cineastas han aprendido a soslayar las condiciones materiales y a sacar rédito en tales circunstancias de lo que se conoce de la historia del cine, los saberes teóricos con los que se cuenta y el ingenio que impone la improvisación ante la escasez de recursos”. Una noción que, a lo colaborativo, suma la del conocimiento acumulativo –progresivo y lineal– para reconocer, además, el valor ineludible de los hallazgos de los artistas que los antecedieron. Algo que es posible conectar asimismo con el gérmen creativo de Ricci Lucchi y Gianikian, cuya obra, asimilada a cierta idea del ‘cine documental de vanguardia’, parte precisamente del archivo fílmico y del metraje encontrado. Las imágenes que otros tomaron sirven a los italianos para, a través de toda una serie de manipulaciones (de color, duración, secuenciación…) y del establecimiento de nuevas relaciones entre ellas, multiplicar su campo semántico. Los materiales relacionados con la Guerra Civil española que los cineastas recuperan en Frente a Guernica añaden de este modo, a la literalidad de las imágenes, la posibilidad de una abstracción temporal que las revive, las conecta y las hace dialogar directa y poderosamente con nuestro presente.

Pero proporcionar un amplio espacio de reflexión en nuestras páginas a la filmografía de Citarella y a la estructura horizontal y flexible de El Pampero, así como a la obra radical y siempre crítica de Ricci Lucchi y Gianikian, no es solo una forma de reafirmar el compromiso de la revista con el cine indomesticable y heterodoxo, más allá de cualquier condicionante comercial, sino también, y sobre todo, una manera de alinearnos con esa idea de lo colectivo como metodología de trabajo exportable, por qué no, también a la crítica y al análisis. Una forma, en definitiva, de contagiarnos de ese espíritu rompedor y lúdico, algo punk, de “la tradición de la aventura y de la fiesta. La tradición del extranjero y del pirata”, tal y como declararon en su manifiesto los de El Pampero en torno a 2010.

Jara Yáñez