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Las aguas se mueven y se agitan en la periferia del cine español, pero ¿qué ocurre en su centro…? ¿qué está ocurriendo para que se enciendan todas la luces rojas en el núcleo del sistema, mientras que crece la vitalidad y la actividad en los márgenes y a extramuros de la fortaleza…? Hagamos recuento para intentar comprender la coyuntura.

En el centro de la industria, las malos datos se amontonan. En el primer trimestre del año, la cifra total de espectadores en las salas ha descendido un 7% respecto al mismo período de 2012, y en los veintiún primeros días de abril, la venta de entradas ha descendido un 45,2% (un 16% en lo que va de año), aunque los datos del cine español son más contradictorios, pues si bien se han estrenado solo dieciocho películas (un 38% menos), las entradas vendidas han crecido un 37,6% gracias a títulos como Lo imposible (Bayona) y Mamá (Muschietti). El número de rodajes ha descendido un 48% desde 2011 hasta la actualidad y el número de películas producidas, un 27,6%.

Añádase a todo esto el cierre de Alta Films (una pésima noticia y un síntoma gravísimo, que agudiza la crisis que vive la circulación del cine de autor y la distribución independiente) y las señales de agotamiento que ofrece el mercado del DVD, más otros dos factores coyunturales, pero de enorme importancia. Por una parte, el estancamiento de las negociaciones entre la industria y el Ministerio de Cultura de cara al nuevo modelo de protección (la FAPAE no para de lanzar mensajes en esta dirección) y, por otra, la completa y absoluta erradicación del cine español en el Festival de Cannes, lo que traza un pésimo diagnóstico –dictado por el más prestigioso de los tribunales internacionales– sobre la salud creativa de nuestra cinematografía, algo que lamentablemente se hará notar, y probablemente para mal, en el Mercado del Film.

Mientras tanto, dos novedosas plataformas on line han abierto sendas ventanas que ensayan estimulantes fórmulas para la distribución de la producción más radical y para los productos marginados por el centro del sistema (Plat TV y Márgenes), la Cineteca de Madrid se ha convertido en un activista foco juvenil por el que pasa lo más vivo y lo más arriesgado de la producción nacional (Mapa, La casa Emak Bakia, Los ilusos…), el prestigioso BAFICI argentino acaba de premiar Los ilusos (mejor actor en la competición internacional), Arraianos (Gran Premio de la Sección Vanguardia y Género) y A Story for the Modlins (mejor corto en esta misma sección), a la vez que el Festival Atlántida Film Fest (Filmin) ha mostrado una gran vitalidad y ha crecido en espectadores.

El terremoto en el centro del sistema no anuncia nada bueno para nadie. La mayoría de los indicadores se precipitan aceleradamente hacia el desastre ante la perplejidad y la parálisis de casi todos los agentes implicados, pero también son muchos (otros distribuidores independientes, jóvenes productores y cineastas que ruedan por libre, programadores culturales, festivales especializados, plataformas on line…) los que se han puesto las pilas y se han arremangado con entusiasmo para buscar soluciones, inventar nuevas fórmulas o explorar caminos vírgenes. En esta dialéctica, atravesada por múltiples contradicciones y peligros, se juega el presente y el futuro del cine en España.