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Del 15 al 26 de Mayo de 2013.

Primeras impresiones de las películas más importantes del festival, en breves comentarios críticos de Carlos F. Heredero, director de Caimán CdC, y de otros críticos de la revista, asistentes al evento cinematográfico más importante del mundo.

SECCIÓN OFICIAL:

LA VÉNUS À LA FOURRURE. Roman Polanski
ONLY LOVERS LEFT ALIVE. Jim Jarmusch
THE IMMIGRANT. James Gray
MICHAEL KOHLHAAS. Arnaud des Pallières
NEBRASKA. Alexander Payne
LA VIE D’ADÈLE. Abdellatif Kechiche
ONLY GOD FORGIVES. Nicolas Winding Refn
GRIGRIS. Mahamat-Saleh Haroun
BEHIND THE CANDELABRA. Steven Soderbergh
LA GRANDE BELLEZZA. Paolo Sorrentino
UN CHÂTEAU EN ITALIE. Valeria Bruni Tedeschi
WARA NO TATE. Takashi Miike
BORGMAN. Alex van Warmerdam
INSIDE LLEWYN DAVIS. Ethan y Joel Coen
JIMMY P. (PSICOTERAPIA DE UN INDIO DE LAS LLANURAS). Arnaud Desplechin
LIKE FATHER, LIKE SON. Hirokazu Kore-eda
LE PASSÉ. Asghar Farhadi
A TOUCH OF SIN. Jia Zhang-ke
JEUNE & JOLIE. François Ozon
HELI. Amat Escalante

UN CERTAIN REGARD:

NORTE, THE END OF HISTORY. Lav Diaz
LA JAULA DE ORO. Diego Quemada-Díez
SARAH PRÉFÈRE LA COURSE. Chloé Robichaud
LES SALAUDS. Claire Denis
WAKOLDA. Lucía Puenzo
AS I LAY DYING. James Franco
DEATH MARCH. Adolfo Alix Jr
L’IMAGE MANQUANTE. Rithy Panh
BENDS. Flora Lau
GRAND CENTRAL. Rebecca Zlotowski
MIELE. Valeria Golino
L’INCONNU DU LAC. Alain Guiraudie
FRUITVALE STATION. Ryan Coogler
THE BLING RING. Sofia Coppola

QUINCENA DE LOS REALIZADORES:

ON THE JOB. Erik Matti
LA FILLE DU 14 JUILLET. Antonin Peretjatko
MAGIC MAGIC. Sebastián Silva
LES APACHES. Thierry de Peretti
WE ARE WHAT WE ARE. Jim Mickle
A STRANGE COURSE OF EVENTS. Raphaël Nadjari
TIP TOP. Serge Bozon
UGLY. Anurag Kashyap
UN VOYAGEUR. Marcel Ophuls
THE SELFISH GIANT. Clio Barnard
THE CONGRESS. Ari Folman

SEMANA DE LA CRÍTICA:

LOS DUEÑOS. Agustín Toscano & Ezequiel Radusky
LES RENCONTRES D’APRÈS-MINUIT. Yann Gonzalez
AIN’T THEM BODIES SAINTS. David Lowery
3X3D. Jean-Luc Godard, Peter Greenaway & Edgar Pêra
SALVO. Fabio Grassadonia & Antonio Piazza
SUZANNE. Katell Quillévéré

ACID (Association du Cinéma Indépendant pour sa Diffusion):

LA BATAILLE DE SOLFÉRINO. Justine Triet

FUERA DE COMPETICIÓN:

ALL IS LOST. J. C. Chandor
BLOOD TIES. Guillaume Canet
BLIND DETECTIVE. Johnny To
LE DERNIER DES INJUSTES. Claude Lanzmann
SEDUCED AND ABANDONED. James Toback
EL GRAN GATSBY. Baz Luhrmann


LA VÉNUS À LA FOURRURE (Roman Polanski). Sección Oficial
25 mayo, 2013

Adaptación fílmica de una pieza teatral de David Ives, inspirada a su vez en la novela homónima de Leopold von Sacher-Masoch, esta nueva realización de Polanski regresa a la matriz teatral que estaba también en el origen de su trabajo anterior (Un Dios salvaje). Esta vez el artificio se desvela desde un principio como tal; es decir, como un juego entre la representación y la realidad, entre la vida y el teatro, entre el director de escena y su actriz, convertidos ambos en los únicos protagonistas de una función que transcurre, íntegramente, sobre las tablas de un escenario en el curso de una audición a la que se presenta una actriz para ser evaluada por el adaptador de la pieza (supuesto trasunto de David Ives) y director de la obra que posteriormente deberá representarse. El hecho de que la protagonista (auténtico motor del juego) sea una actriz interpretada por Emmanuelle Seigner, esposa de Polanski, y de que su antagonista sea un director de escena proyecta una nueva -y añadida- dimensión a los múltiples espejos que la película coloca ante el espectador para invitarle a sumergirse en un laberinto de identidades que aspira a confundir progresivamente los momentos en los que los personajes se muestran tal como son y aquellos en los que están interpretando a los personajes de la obra que ensayan. La propuesta funciona con eficacia porque Polanski tiene oficio suficiente para que la tramoya no se le caiga a mitad de camino y porque Emmanuelle Seigner está realmente espléndida en su continuo tránsito de unos registros a otros, pero la película no aporta demasiado a la filmografía del cineasta ni consigue elevarse por encima de su propia y bastante obvia mecánica. CARLOS F. HEREDERO


ON THE JOB (Erik Matti).
Quincena de los Realizadores
24 mayo, 2013

Estamos en Cannes, pero viendo algunas de las películas seleccionadas en la Quincena de los Realizadores podríamos pensar que, de pronto, hemos aterrizado en un festival especializado en cine de género. Sucedía con Last Days of Mars (Ruairí Robinson) o con Magic Magic (Sebastián Silva), que hubiesen resultado mucho más coherentes en el contexto de un certamen de cine fantástico como Sitges. Lo mismo sentimos con On the Job, de Erik Matti, un film que parece ideal para el Far East Film Festival de Udine, consagrado al cine comercial asiático. No tengo problemas con ver una película filipina de acción, todo lo contrario, es solo que éste no parece el lugar más apropiado. Dos hombres, un veterano criminal y un joven policía cuyo cuñado es un poderoso mafioso, cruzan sus caminos en una Manila enferma de corrupción y al borde del colapso político. On the Job está bien ejecutada, apunta ideas interesantes sobre el entramado de las fuerzas de seguridad oficiales filipinas (y también de las que se encuentran en las sombras), aunque también es cierto que se pliega en exceso a los tópicos del género, simplificando la dimensión de unos personajes que aparentaban un gran potencial. Una propuesta estimable aunque muy atada a los códigos del género. JAVIER H. ESTRADA


ONLY LOVERS LEFT ALIVE (Jim Jarmusch).
Sección Oficial
24 mayo, 2013

¿Una película culterana sobre vampiros rockeros y existencialistas..?, ¿una metáfora sobre las derivas del mundo contemporáneo desde la perspectiva de dos vampiros fuera de tiempo y nostálgicos del pretérito…?, ¿una petulante broma privada llena guiños cultistas y citas literarias…? Habrá incluso muchas otras maneras de entender la más desconcertante de todas las películas vistas en Cannes, lo que no quiere decir que sea la mejor, ni tampoco la más interesante. Pero lo que sí nos dan a entender todas esas opciones es que se trata de una obra extremadamente libre, que tiene todas las papeletas para convertirse con rapidez en una pieza de culto. Dos vampiros que se aman a través de los siglos, llamados Adam y Eva, él domiciliado en Detroit y ella en Tánger, se reúnen de nuevo para vivir juntos algunas experiencias frente a las crecientes dificultades de entender el mundo moderno y de deambular entre los zombies, que es como ellos llaman a los humanos. Dos vampiros que viven en los márgenes propios de la bohemia y del mundo artístico, que trasiegan las calles nocturnas de ambas ciudades siempre con gafas negras y que no pueden prescindir de la sangre que necesitan para alimentarse, aunque ahora les cuesta mucho más trabajo encontrarla sin contaminar y sin mezclas. Una propuesta, en cualquier caso, más intelectual que otra cosa, situada en las antípodas de las convenciones propias del género, pero con serias dificultades para encarnarse de forma consistente en una dramaturgia o en una narrativa con verdadero peso. Se entiende bien, pese a todo, el atractivo extrañamiento que puede estar en la base de los argumentos esgrimidos por sus defensores, que los tendrá, y además muy militantes. CARLOS F. HEREDERO

Only Lovers Left Alive, de Jim Jarmusch, es una película que se diría realizada a la contra de los modelos impuestos en los festivales, para el placer único y exclusivo de su director y cuya presencia a concurso en Cannes parece toda una boutade. Que el jurado la pueda llegar a considerar resulta inimaginable pues ahora mismo no se me ocurre ninguna película más refractaria al concepto de premios. Cómo me gustaría equivocarme, entre otras razones porque no habría mejor noticia para el mundo del cine y los festivales en particular que una película se llegase a galardonar por valores distintos a los de su tema, interpretaciones o acabado de producción. Si las películas se premiasen única y exclusivamente por el grado de libertad con el que han sido realizadas, Only Lovers Left Alive arrasaría en todos los concursos. En los últimos años Jarmusch parece haber dejado un tanto de lado el cine y se ha centrado en la música, con sus dúos con Jozef van Wissem o con el grupo Sqürl. De hecho, Lovers se presenta en Cannes en el medio de la gira europea de Jarmusch, Van Wissem y Sqürl, autores asimismo de la banda sonora de una película que, aunque protagonizada por vampiros, guarda una íntima relación con la música, hasta el punto que bien se podría describir Lovers como una mezcla entre Last Days y Vamps. Que nadie se espere en cualquier caso una película de terror, Lovers es una sucesión de gags y chistes privados sobre música, literatura y la moda reciente de películas sobre vampiros y, sobre todo, zombies. Jarmusch se declara un gran admirador de Mike Judge y su Idiocrazy. Pues bien, Lovers podría muy bien haberse titulado Vampirecrazy, aunque Jarmusch le imprime ese halo romántico y decadentista que hacía de Dead Man una de las grandes obras maestras de las últimas décadas. Only Lovers Left Alive no está a su altura, ni mucho menos, quizás por falta de ambición, pues Jarmusch se contenta con llevar a sus personajes (interpretados por Tilda Swinton, Tom Hiddleston, John Hurt y Mia Wasikowska) de Tánger a Detroit y de vuelta a Tánger sin más pretensión que la de proponer una serie de paisajes sonoros en los que sus vampiros, cuales personajes de Antonioni, evidencian un cierto hastío, un descontento con el mundo contemporáneo. Pero, bueno, quizás es esta falta de pretensiones la gran virtud de Only Lovers Left Alive. JAIME PENA


THE IMMIGRANT (James Gray).
Sección Oficial
24 mayo, 2013

Parece una boutade, pero The Immigrant solo puede ser una película de James Gray. Aquí está todo su cine, para lo bueno y para lo malo. La misma obsesión por los (según él) indisolubles vínculos de sangre (¡otra vez el mismo atavismo reaccionario!); el mismo sustrato religioso, que impregna de lleno la mirada del cineasta hacia la naturaleza de la historia que cuenta (con independencia de la fe católica de su protagonista); el mismo manierismo formal (que aquí es lo mejor con mucho de la propuesta y que alcanza algunos momentos de honda intensidad), el mismo afán simplificador para explicarnos todo (¡¡¡ese diálogo final del personaje de Joaquin Phoenix, en el que verbaliza a bocajarro, una tras otra, todas las contradicciones anteriores de su personaje, por si algún espectador despistado no las había procesado todavía!!!); el mismo regusto retro, aquí justificado por una excelente, incluso magnífica reconstrucción de época… Nueva York, 1921. Una joven inmigrante polaca, Ewa (Marion Cotillard), llega en barco a Ellis Island acompañada por su hermana, a la que retienen y amenazan de expulsión por encontrarse tuberculosa. Para conseguir dinero con el que recuperar a su hermana, Ewa cae entonces en una red de prostitución manejada por el turbio Bruno (Joaquin Phoenix), con el que emprende una compleja y difícil relación. El melodrama está servido y sus mimbres son tan nobles como arquetípicos, manejados por Gray con indudable talento y con un fascinante manierismo formalista (en un amplísimo registro, entre el Coppola de El padrino y el Bresson de Diario de un cura rural) que otorga a la película sus mejores bazas, incluida una deliberada dimensión operística que inyecta un hermoso vuelo a las imágenes. Una buena película, incluso un notable trabajo sobre los fundamentos mismos del melodrama (ahí reside su mayor interés), pero también un Gray de pura cepa. Lo dicho, para lo mejor y para lo peor. CARLOS F. HEREDERO

The Immigrant es la película más vieja vista en Cannes 2013. Ojo, vieja no significa que sea mala. Tan solo que es muy old style. James Gray nos presenta la historia de Ewa (Marion Cotillard), emigrante de origen polaco que llega a Estados Unidos acompañada de su hermana, Magda (Angela Sarafyan). Esta es retenida en Ellis Island por causa de su tuberculosis, mientras que Ewa es captada por una red de prostitución dirigida por Bruno (Joaquin Phoenix). Convertida en una inmigrante ilegal, Ewa no podrá escapar de Bruno. Contada así (hay poco más, bueno, sí, un primo de Bruno, interpretado por Jeremy Renner, que ejerce del hermano antagonista de otras películas de Gray), The Immigrant podría estar ambientada en cualquier época y en cualquier país del mundo. En la actualidad, por ejemplo, donde ese tipo de redes de prostitución son moneda corriente. Gray lleva su historia hasta 1921-1922, con todo lo que eso representa de esfuerzo de producción y sus consecuencias que ello acarrea: el cartón piedra acaba por imponer siempre un cierto academicismo, al que la primera mitad de The Immigrant no logra escapar. Pero Gray paga gustoso ese peaje. La ambientación de época impone también un estilo, digamos que un estilo “clásico”, lo que lo libera para echar mano de una iconografía religiosa que casaría muy mal en una película ambientada en la actualidad. Llegados a este punto, esto es, una vez que Gray llega a donde quería llegar, en la última media hora de metraje The Immigrant levanta el vuelo. Principalmente en la escena de la confesión en la catedral, con la cabeza de Ewa cubierta por un pañuelo en pose absolutamente virginal (dada su condición, más bien una María Magdalena) y recortada de entre las sombras por el claroscuro tenebrista de Darius Khondji, y en la secuencia final en Ellis Island con el diálogo entre Bruno y Ewa, cuando ambos se sinceran y expresan todos sus sentimientos, esa relación que nunca podría fructificar. El plano final, a la derecha Bruno aceptando su destino, a la izquierda, a través de una ventana, la barca en la que Ewa y su hermana abandonan por fin Ellis Island, es bellísimo. JAIME PENA


LA FILLE DU 14 JUILLET (Antonin Peretjatko).
Quincena de los Realizadores

23 mayo, 2013

Por el momento (y ya estamos casi en el final) no ha pasado por Cannes una película más lúdica y divertida que La Fille du 14 juillet, la ópera prima de Antonin Peretjatko. Francia también está hundida en la crisis, pero un grupo de jóvenes no piensa deprimirse. Deciden romper con París y desplazarse a la costa. Su viaje estará lleno de obstáculos, personajes histriónicos, situaciones demenciales. El film homenajea en su magnífico uso del color a las películas de Jacques Demy y a Una mujer es una mujer (1961) de Godard. Su tono podría definirse como una versión francesa (y desde una perspectiva de cine de autor) de la comedia gamberra. El resultado es una road movie alocada con innumerables referencias políticas, filosóficas, literarias y cinéfilas (en la mayoría de los casos en forma de parodia). Peretjatko consigue que su arsenal de bromas funcione (tanto las basadas en el texto como las visuales), su obra mira a la nouvelle vague siendo al mismo tiempo una visión extremadamente fresca y rebelde del presente. Otro de los magníficos debuts franceses de esta edición y el más disfrutable de todos. JAVIER H. ESTRADA


MICHAEL KOHLHAAS (Arnaud des Pallières).
Sección Oficial

23 mayo, 2013

Libremente inspirada en la novela homónima de Heinrich von Kleist, esta peculiar versión de la historia de un tratante de caballos que, en el siglo XVI, ve alterada su tranquila vida familiar cuando la aristocracia despótica le arrebata un par de caballos y asesina a su esposa (tras lo que decide tomar las armas en represalia y atacar las posesiones de la nobleza), traslada la acción original -que sucedía en Alemania- a territorio francés, encuentra una poderosa formulación visual y sufre un tratamiento ideológico más que discutible. A diferencia de la primera versión fílmica de la novela, dirigida por Volker Schlondorff en 1969 y presentada también en el festival de Cannes (donde se contaba, en esencia, la justa rebelión de un burgués que vive de su trabajo contra la tiranía de la aristocracia), la adaptación que propone Arnaud des Pallières narra cómo el protagonista se rebela contra la nobleza, pero luego se arrepiente tras una charla con un cura ilustrado (que en la novela de Kleist era un trasunto de Lutero), tras lo que, encima, se muestra todo el daño que le hace a su hija por haber desatado tanta violencia. Esta deplorable y muy reaccionaria versión de la novela, por completo a contrapié de los tiempos que vivimos, está filmada, sin embargo, con una intensidad física, un realismo ambiental y una fuerza visual que, por momentos, consiguen conferir una notable capacidad de arrastre y de convicción a un conjunto muy desigual y algo descompensado. CARLOS F. HEREDERO


MAGIC MAGIC (Sebastián Silva).
Quincena de los Realizadores

23 mayo, 2013

Quinto largometraje del chileno Sebastián Silva, este pequeño film que se supone debería ser, cuanto menos, de terror psicológico acaba por diluirse en la más completa indefinición a base de amontonar sugerencias sin sacar partido de ninguna y de avanzar sin ningún estilo visual reconocible. Una situación típica del género (el encierro de un grupo de adolescentes en un espacio aislado y casi sin conexión con el exterior) da pie a un relato que no consigue articular dramáticamente sus diferentes situaciones y que desemboca en una absurda sesión de espiritismo mapuche que sobreviene sin ton ni son y que no conduce a ninguna parte. Una selección incomprensible por parte de la Quincena. CARLOS F. HEREDERO


NORTE, THE END OF HISTORY (Lav Diaz).
Un Certain Regard

23 mayo, 2013

Resulta muy difícil resumir en un texto de urgencia como éste la auténtica envergadura y la verdadera grandeza de una película filmada toda ella en rigurosos planos-secuencia, a lo largo de cuatro horas y diez minutos y sin una sola nota de música extradiegética, pero capaz de capturar la mirada del espectador con procedimientos nobles y con absoluta transparencia. El filipino Lav Diaz filma con ella una de sus películas más cortas (las tiene de nueve horas…) y se atreve a narrar una historia que en realidad son dos relatos conectados y entrecruzados entre sí, protagonizados uno y otro por personajes que pertenecen a distintas clases sociales, lo que finalmente resulta decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Los ecos inevitables de Raskolnikov y de Dostoievski subyacen bajo el devenir pausado, pero en realidad hipnótico, de una película perfectamente asequible para los espectadores, pero que se toma su tiempo al explorar los ritmos internos de cada imagen y el fluir de una narración que se desliza con asombrosa y productiva libertad entre una historia y la otra. Habrá que volver a verla con más calma, sumergirse de nuevo en sus registros (bien modulados en torno a un común diapasón melodramático, pero capaces de moverse con pasmosa naturalidad entre el neorrealismo y el fantástico), para calar con más fundamento en una obra de gran alcance, en una de las pocas películas que verdaderamente van a marcar con una imborrable huella personal el festival de este año. CARLOS F. HEREDERO

Norte, the End of History es la primera película que presenta el cineasta filipino Lav Diaz en Cannes, también la primera en color después de muchos años y con solo cuatro horas de duración. Norte se centra básicamente en dos personajes. Fabián (Sid Lucero) es un intelectual característico del cine de Diaz, frustrado con la sucesión de desengaños que puebla la historia de Filipinas. En un arrebato de desesperación asesina y roba a una usurera. Otro hombre, Joaquín (Archie Alemania) es declarado culpable y condenado a cadena perpetua. Su familia tendrá que arreglárselas sin él a partir de entonces. El sentimiento de culpa desgarra a Fabián, que terminará uniéndose a una secta religiosa. Es el lado Dostoievski de Norte, nada extraño en un Diaz que siempre ha sentido una especial fascinación por el cine y la literatura rusos. Cuando pasan cuatro años, Fabián vuelve para entregar el botín de su robo a la familia de Joaquín. Los remordimientos derivan de que su acción ha tenido funestas consecuencias para un hombre inocente (indirectamente aún tendrá otras), no porque haya matado a la usurera. Todas las películas de Lav Diaz son profundamente políticas y Norte, the End of History no lo podía ser menos. Tampoco este Diaz de Cannes, al que el color y el dominio del HD, todavía en fase experimental en sus películas inmediatamente anteriores, Century of Birthing y Florentina Hubaldo CTE, le dan una factura más industrial y, sobre todo, una estética menos claustrofóbica (con algunos planos de singular belleza). Por lo demás es un Diaz como los de antes, algo más depurado, no tanto a nivel narrativo como en sus habituales digresiones, pero poco más. Bueno, sí, Lav Diaz ha llegado a Cannes para quedarse. JAIME PENA

La presencia de Lav Diaz en el festival de Cannes es un acontecimiento extraordinario. Para mí se trata, sin duda, de uno de los cineastas verdaderamente fundamentales de los últimos diez años. Algunas circunstancias han propiciado la selección de su nuevo trabajo, Norte, the End of History, principalmente que, aunque su metraje es de más de cuatro horas, se trata de una película bastante corta para lo que nos tiene acostumbrados –su obra maestra, Evolution of a Filipino Family (2004) duraba diez horas; y otros films colosales como Melancholia (2008) y Century of Birthing (2011) superaban las seis–. Otra novedad significativa: Lav regresa al color tras once años rodando en blanco y negro. El resultado es asombroso, su manejo de la imagen digital le ayuda a reinventar su poética visual, a reflejar los violentos contrastes del entorno. Como el resto de su filmografía, Norte trata sobre el “Filipino sorrow”, el sufrimiento inherente a la castigada nación sudasiática cuya Historia ha estado marcada por las invasiones extranjeras, la corrupción de sus líderes una vez llegada la independencia definitiva, la miseria de generaciones y generaciones nacidas frente a este telón de fondo insoportable. Los pilares sobre los que se sostiene la película son una familia humilde ahogada por la deudas y un escritor que, presa de la desesperación por el pasado y el presente de su país y por su frustración creativa, empieza a alimentar ideas radicalmente destructivas. En Norte reaparecen temas clásicos de su autor como el fundamentalismo cristiano, la locura como destino inevitable ante la realidad vivida y observada, el sentido naturalmente trágico de la identidad filipina. Lav también reflexiona de manera tan contundente y profunda como de costumbre sobre el papel del artista en la sociedad de su país (aunque, por muy atada que esté a ella, su trasfondo es extrapolable a cualquier lugar del mundo). El creador debe estar junto al pueblo, relatar su drama, permanecer a su lado sin privilegios. El cineasta insiste en que ser un artista sincero en Filipinas conlleva un cargo de conciencia, que con toda probabilidad terminará por sentirse un traidor que trabaja partiendo del sufrimiento ajeno. Al mismo tiempo, es tan necesario como inevitable reflejar ese dolor. Norte es una sacudida continua, la experiencia más deslumbrante y radical de esta edición. JAVIER H. ESTRADA

Lav Diaz es una de las figuras más interesantes y singulares del cine filipino, a pesar de la larga duración de sus proyectos. Norte, the End of History brilla como una película política en la que se ponen en juego dos temas mayores que han marcado este festival de Cannes. El primero, la presencia del mal en el corazón de determinadas sociedades, y el segundo, la indignación que ha dado paso a la ira frente a un universo político cada vez más débil. ÀNGEL QUINTANA


NEBRASKA (Alexander Payne).
Sección Oficial

23 mayo, 2013

Alexander Payne no es un gran cineasta, pero sus trabajos suelen ser respetables. Nebraska puede considerarse como un catálogo de los vicios y virtudes de Payne. Entre los vicios, está el deseo de gustar, de ser demasiado amable, corriendo el riesgo de llegar a la caricatura y a la broma fácil con algún personaje como el que interpreta Bruce Dern. Entre sus virtudes, está este deseo casi melancólico de atrapar el pasado para buscar un futuro en el que la descendencia sea mejor. Aquí, el pasado surge a partir de espacios, de amigos perdidos y de una casa abandonada. Payne conecta con sus trabajos anteriores, pero no acaba de ir demasiado lejos. Este Nebraska no admite ninguna comparación con el disco acústico de Bruce Springsteen, pero sí que la admite con Una historia verdadera, de David Lynch y, en este caso, Payne pierde la partida. ÀNGEL QUINTANA

El cine de Alexander Payne sufre siempre la misma injusticia. Como su estilo no es aparente, como sus formas no aspiran a hacerse notar, como su dramaturgia se mueve siempre con extraña habilidad entre los registros del drama y de la comedia para hablar de cosas muy serias, corre el riesgo de ser tomado casi siempre por menos de lo que en realidad ofrece, y es muy probable que este efecto vuelva a pasarle factura dentro de un festival como el de Cannes, donde ha presentado una hermosa y aparentemente tradicional ‘road movie’ en blanco y negro, protagonizada por un anciano entrañable que padece lagunas mentales y su hijo ya adulto, que opta por acompañarle en un viaje que obsesiona a su progenitor. De trazo limpio y depurado, dibujado casi con tiralíneas y con una asombrosa facilidad para hacer pasar por ligeras las pinceladas más dolorosas de la historia, Nebraska recorre paisajes y escenarios que creemos haber visto ya muchas veces en el cine norteamericano, pero su mayor hondura y su verdad más palpitante se encuentra, como ya sucedía en Los descendientes, en esa particularísima capacidad de su director para capturar con fugacidad, sin ningún tipo de subrayado ni de retórica, el desgarro más devastador producido por las heridas emocionales. Historia de reconciliación y redescubrimiento intergeneracional, la película le da una nueva y sabia vuelta de tuerca a los falsos valores del éxito y del dinero que forman parte de la sociedad americana y que atrapan entre sus redes a las víctimas más desprotegidas. Si a eso se le añade una admirable galería de secundarios y un espléndido trabajo fotográfico, tendremos la medida exacta de una excelente película. CARLOS F. HEREDERO


LES APACHES (Thierry de Peretti).
Quincena de los Realizadores

22 mayo, 2013

Acaban de llegar las vacaciones a Córcega, los foráneos aterrizan en la paradisíaca isla mediterránea. Un grupo de jóvenes locales (varios de ellos de origen árabe) entran en casa ajena, un lujoso chalet propiedad de una parisina. Además de improvisar una fiesta, roban un equipo de música y unos rifles. Comienza entonces la caza de los culpables por parte de los encargados no oficiales de la seguridad de la zona. Se despiertan los instintos racistas y las tensiones entre las diferentes capas sociales, aunque el director los refleja de manera sutil, sin ubicarlos en el centro del discurso. Cuando uno de los jóvenes, al sucumbir a la presión, delata a sus compañeros, se abre una trágica dinámica de desconfianzas. Por más que Thierry de Peretti no encuentre una línea estilística definida durante todo el metraje y que su montaje sea algo torpe en diversos momentos, Les Apaches, su primer largometraje, consigue reflejar la incertidumbre y los miedos del adolescente cuando le toca afrontar situaciones adultas. JAVIER H. ESTRADA


LA VIE D’ADÈLE (Abdellatif Kechiche).
Sección Oficial

22 mayo, 2013

Sin ninguna duda, una de las piezas mayores del festival. He aquí una película de poderoso aliento formal y de alto voltaje estilístico que, a diferencia de otras vistas en Cannes, coloca esas herramientas al servicio de la vida y de las emociones en lugar de convertirlas en el ensimismado objeto de su búsqueda, como hacen (y por eso se ahogan con su propia cuerda) El gran Gatsby, La grande bellezza y Only God Forgives, por poner solo los casos más estridentes. Un film, este de Kechiche, que no podrá pasar inadvertido y que consigue trasladar a la pantalla toda la vibración emocional y toda la carnalidad sexual que su puesta en escena genera. Las miradas siempre a punto de desbordarse, los labios mostrando en cada instante el temblor del deseo, los cuerpos y los rostros acosados incesantemente por una cámara que sabe arrebatarles sus pulsiones más húmedas y el sexo jugando en todo momento una intensa partida con la construcción de las identidades emocionales… Así son, uno tras otro, los planos que cercan a Adèle (extraordinaria Adèle Exarchopoulos: un fulgurante hallazgo llamado a ocupar un lugar central en el estrellato francés) y a Emma (la siempre carnal y sugerente Léa Seydoux) para filmar una historia de amor lésbico con las mejores, más intensas, sinceras y hermosas escenas de sexo que se han visto en el cine, pero también un relato de desamor, de lucha interior por asentar la identidad emocional y sexual, de nacimiento a los placeres más físicos de la pasión, de valoración de la fuerza que imprime la vocación profesional. Una película toda ella impregnada, a lo largo de tres horas que pasan muy rápido, de sudor y de lágrimas, de humedad sexual y electricidad sensual, componentes esenciales de una obra que extrae todo ello de su interior, que no se impone desde fuera y que bucea en la intimidad más incómoda y movediza de su protagonista para buscar una verdad física y emocional que siempre parece a punto de escapársele. Una gozosa y luminosa búsqueda. CARLOS F. HEREDERO

¿Qué es una película en estado de gracia? Teóricamente, esta idea de estado de gracia se refiere a una forma fílmica en la que todas las piezas encajan con cierta perfección y en la que, sobre todo, sus imágenes son capaces de transmitir una emotividad que genere un sentimiento de dicha y felicidad en el espectador. La vie d’Adèle, de Abdellatif Kechiche, posee ese estado de gracia. Hay en el trabajo de puesta en escena alguna cosa verdaderamente increíble en que la cámara acaricia a sus personajes y les otorga una extraña dimensión humana, como si fueran siempre el reflejo de una “verdad” vital. Kechiche parte de algo muy simple: dos chicas se enamoran, hacen el amor, entran en crisis y se separan con dolor. Estos pequeños movimientos vitales están narrados con un sentido del tiempo fílmico estremecedor, es preciso que todo fluya o estalle para poder llegar a atrapar fragmentos de vida en estado puro. La lección de Maurice Pialat encuentra su herencia. ÀNGEL QUINTANA


LA JAULA DE ORO (Diego Quemada-Díez).
Un Certain Regard

22 mayo, 2013

El tema y la historia son conocidos y podrían remitirnos a muchas otras películas, pero lo inesperado y lo realmente singular de esta excelente ópera prima de un realizador burgalés instalado en México es la sinceridad de su registro visual y narrativo, la limpieza dramática de su construcción y la admirable sequedad emocional que exhibe, incluso cuando podría haberse despeñado fácilmente por los trillados caminos de la truculencia sentimental y del amarillismo sensacionalista. Tres adolescentes emprenden, desde Guatemala, el camino incierto de la emigración hacia el norte soñado, y lo hacen montados -igual que muchos miles de emigrantes reales- en los trenes que atraviesan todo México camino de los Estados Unidos. Se va tejiendo así un relato limpio y claro, con estructura tradicional de ‘road movie’, pero capaz de filmar con veracidad el itinerario de los personajes y las trágicas situaciones en las que éstos se ven envueltos. Sin ponerse trascendente, sin discursos impostados, sin diálogos explicativos y sin subrayar con efectismos melodramáticos los momentos de mayor desgarro, la película es una de las más agradables sorpresas del festival. Habrá que seguir con mucha atención la trayectoria del jovencísimo Diego Quemada-Díez. CARLOS F. HEREDERO

La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez, tiene muchos puntos de contacto con La Pirogue (Moussa Touré), vista en Cannes el año pasado. Ambas hablan de las fronteras y de la emigración norte-sur siguiendo complicados y accidentados viajes hacia la tierra prometida. En esta ocasión, seguimos el viaje de un grupo de adolescentes guatemaltecos hacia dicha tierra. La película tiene sus momentos, pero no sorprende, quizás porque su guion muestra muchas cosas previsibles. ÀNGEL QUINTANA


ALL IS LOST (J. C. Chandor).
Fuera de Competición

22 mayo, 2013

Si alguien se pregunta si se puede hacer una película con un único personaje dentro de un pequeño velero y luego de un bote salvavidas, en medio del océano, sin diálogos y durante ciento cuarenta y cinco minutos, la respuesta es sí. El hecho de que ese personaje, del que obviamente desconocemos incluso el nombre, esté interpretado por Robert Redford podría hacer pensar que ahí se esconde el truco o la coartada comercial de la propuesta, pero resulta que el verdadero quid de la cuestión no reside en su presencia (aunque su interpretación es excelente, contenida y carente de todo exhibicionismo), sino en la eficacia y en la habilidad de una narrativa capaz de hacer perfectamente comprensible todo lo que ocurre (y suceden muchas cosas) y de dosificarlo con acierto sin recurrir ni a efectismos, ni a trampas melodramáticas, ni a concesiones espectaculares. La película no es mucho más que esto, pero ya resulta suficiente para un film que tampoco tiene mayores ambiciones. De hecho, es precisamente la modestia de su planteamiento lo mejor y lo más agradecible de un trabajo honesto, ciertamente difícil de llevar a buen término, pero resuelto a plena satisfacción. CARLOS F. HEREDERO

Sobre el papel puede dar cierta pereza ver una película con Robert Redford solo, en una barquita, sobreviviendo durante cerca de dos horas, esperando el milagro y sin mediar palabra. Sin embargo, All Is Lost, de J.C. Chandor, es extraordinaria, una de las pocas películas sorpresa de este Cannes. ¿Cómo aguantar el ritmo y el gran silencio? Chandor apuesta por lo que podríamos llamar el trabajo manual de supervivencia y muestra la soledad a partir de pequeños gestos que no tienen nada de heroico. En cierto modo, nos encontramos ante todo lo que no fue La vida de Pi, de Ang Lee. No hay efectismos y, sobre todo, hay un retrato humano de la soledad casi abstracto. Hay desesperación pero también mucho trabajo paciente, donde destaca el magnetismo de Redford como presencia bajada del Olimpo con el deseo de encarnarse en un hombre corriente, pero solo y abandonado. ÀNGEL QUINTANA


ONLY GOD FORGIVES (Nicolas Winding Refn).
Sección Oficial

22 mayo, 2013

Lo que más me interesa de Only God Forgives, de Nicolas Winding Refn, es que me produce sensaciones muy contradictorias, dividiendo mi relación de amor y odio hacia la película. La odio porque veo su exceso de pose, su voluntad de demostrar su genialidad en cada plano, su manierismo artificioso llevado hasta el límite. En cambio, la amo porque este artificio la convierte en una pura abstracción, en un simple juego de imágenes y músicas, en un ejercicio estético que hace del vacío su razón de existencia, y porque detrás de tanta pose hay un deseo de romper con el relato para avanzar hacia un simple ejercicio estético que, una vez superados los complejos, es interesante. Quizás la amo y la odio porque aparte del blanco y del negro existen muchas gamas de colores, o quizás porque estamos en Cannes y no cesamos de buscar esa obra maestra desconocida que puede que no exista. ÀNGEL QUINTANA

En el origen de Only God Forgives, nos cuenta su director, anidan búsquedas existenciales y religiosas, preguntas sobre el destino y sobre la naturaleza humana, que finalmente pesan como una losa sobre las imágenes hiperestilizadas de este film que camina, durante todo su recorrido, como un funambulista, siempre a punto de despeñarse hacia el vacío y hacia el ridículo (bajo toneladas de violencia gore), pero también manteniendo un apoyo -nada desdeñable- en el hipnótico formalismo de su propuesta estética, que constituye en este aspecto la propuesta más atrevida y más radical que se ha visto hasta ahora en la sección oficial. De nuevo, como en la película de Claire Denis (Les Salauds), una trama de abuso sexual y violencia criminal sobre menores, desarrollada aquí entre los prostíbulos de Singapur, sustenta el ‘mcguffin’ de una película que apuesta todas sus bazas en el terreno de la puesta en escena y de la estilización. Como si los personajes se movieran en todo momento a cámara lenta, bajo luces de neón y a ritmo de suntuosa fantasmagoría onírica, nada hay en el film que apele al realismo ni a códigos genéricos tradicionales. Se puede pensar que Winding Refn se ha tomado demasiado en serio a sí mismo y que se ha perdido en el camino, o también que ha radicalizado tanto su personal indagación formal y existencial que ha inventado una nueva ‘forma fílmica’ para hacerse preguntas trascendentales. Este cronista debe confesar que se encuentra más cerca de la primera opción que de la segunda. CARLOS F. HEREDERO


SARAH PRÉFÈRE LA COURSE (Chloé Robichaud).
Un Certain Regard

21 mayo, 2013

Sarah préfère la course, de Chloé Robichaud, es una película sobre el tránsito a la edad adulta y las obsesiones de la emancipación cuando la adolescencia queda atrás. Es una pequeña producción del Quebec rodada de forma plana, pero con cierta honestidad, sin ir demasiado lejos. ÀNGEL QUINTANA




WE ARE WHAT WE ARE (Jim Mickle). Quincena de los Realizadores
21 mayo, 2013

We Are What We Are, de Jim Mickle, es la versión americana de una peli mexicana de caníbales, que apela a la existencia de una tradición ancestral determinante en la condición maligna de una familia. Dentro de un festival en el que hay un cierto descuido formal en el tratamiento de la imagen, es de agradecer la contención y el trabajo de creación de atmósferas que realiza Mickle. La propuesta es sugerente. ÀNGEL QUINTANA




A STRANGE COURSE OF EVENTS (Raphaël Nadjari). Quincena de los Realizadores
21 mayo, 2013


Pocas películas están protagonizadas por un personaje menos interesante que el retratado por el realizador franco-israelí Raphaël Nadjari en A Strange Course of Events: un soso, ramplón, amargado asistente de enfermería sin el más mínimo carisma. Harto de su trabajo y de su soledad, viaja hasta Haifa para pasar unos días con su padre, al que no ve desde hace cinco años, que ahora vive con una mujer aficionada al esoterismo. El film no es más que el reflejo de su personaje central: una comedia sin gracia, convencional, anodina. JAVIER H. ESTRADA


LA BATAILLE DE SOLFÉRINO (Justine Triet).
ACID

21 mayo, 2013

La ACID (Association du Cinéma Indépendant pour sa Diffusion) organiza cada año una de la secciones paralelas del festival de Cannes, la más oculta, casi una desconocida para la mayoría de los asistentes. Según la ACID, un buen número de obras valiosas realizadas por jóvenes talentos quedan fuera de las salas comerciales francesas. La asociación funciona como una plataforma de difusión contra la homogeneización, contra la actitud generalmente conservadora y mercantilista de los distribuidores (y también de los programadores de festivales) y ha recibido el apoyo de figuras como Claire Denis, João Pedro Rodrigues, Eugène Green o Jean-Claude Rosseau, entre muchos otros. En esta sección hemos visto una de las joyas del festival, La bataille de Solférino, primer trabajo de Justine Triet. Es domingo de elecciones en Francia. Laetitia, una periodista de televisión, debe cubrir el evento y contrata a un estudiante para que cuide de sus dos hijas esa noche. Su ex-marido, un histrión con brotes violentos hace acto de presencia exigiendo ver a sus niñas, autorización judicial en mano. Pese a lo crudo de la situación, el film mantiene un tono de comedia que recuerda en su frescura y ritmo a cineastas independientes neoyorkinos como los hermanos Safdie. A continuación, la acción se mueve a las calles de un París abarrotado de ciudadanos enfervorizados. Laetitia acude hasta los espacios de reunión de los seguidores de Hollande y Sarkozy (esa parte de la película se rodó en el momento y lugar de los hechos, aquella noche en la que la izquierda retornó al Elíseo) en un magnífico ejemplo de integración de la ficción cinematográfica en el corazón de la realidad social. Observamos una Francia incendiada y fuertemente dividida en su expresión colectiva y también en la privada. Una obra urgente y libre, con momentos cómicos realmente inspirados, que además servirá como un curioso testimonio de la respuesta del pueblo a la actividad política francesa en 2012. ¿Por qué esta estimulante opera prima quedó relegada a una sección que pasa desapercibida en lugar de presentarse, por lo menos, en la Quincena de Realizadores o en la Semana de Crítica? Cannes sigue siendo un festival enigmático. JAVIER H. ESTRADA


GRIGRIS (Mahamat-Saleh Haroun).
Sección Oficial

21 mayo, 2013

Si cogemos el argumento contado por Haroun en este film y lo situamos en las calles de la Little Italy neoyorkina (por poner un ejemplo cualquiera, pero también podría ser en muchas otras ciudades o barrios occidentales), nos encontramos de lleno con una historia que ya hemos visto y que apenas encierra novedad alguna: un joven más o menos lumpen se ve obligado a colaborar con la mafia local a la vez que se enamora de una joven prostituta, cae en la tentación de apoderarse de un alijo clandestino para poder pagar el hospital a su padre y tiene que huir de los mafiosos, acompañado de su enamorada, para poder salvar la vida. Si después lo filmamos con esmero y cierta corrección visual tendremos entonces un honesto y convencional film que, casi con toda seguridad, nunca habría accedido a la sección oficial de Cannes, de no ser porque la acción transcurre en un pequeño y mísero pueblecito rural del África francófona y porque está producido con capital francés. Está muy bien (es incluso envidiable) que la industria cinematográfica gala haga posible el rodaje de una película personal y sincera de un realizador chadiano, pero su selección para este festival no puede evitar desprender una cierta sospecha de paternalismo eurocentrista pagado de buena conciencia progresista debido, precisamente, a la escasa envergadura del producto final, que es lo que, en definitiva, debería importar por encima de las fronteras y de las etiquetas nacionales. CARLOS F. HEREDERO

Mahamat-Saleh Haroun ha conseguido imponer el cine del Chad en diferentes festivales gracias a algunas películas arriesgadas como Daratt. Su último trabajo, Grigris, es más simple. Parte de la historia de un ser débil y una prostituta que abandonan el mundo de la ciudad como espacio de corrupción para encontrar la libertad en la vida primitiva en el retorno al poblado. Saleh Haroun pierde una serie de oportunidades en el retrato de la corrupción en el mundo de la explotación del petróleo en el Chad y sus corrupciones. ÀNGEL QUINTANA


LES SALAUDS (Claire Denis).
Un Certain Regard

21 mayo, 2013

Bajo la superficie de las intensas, siempre algo misteriosas y enigmáticas imágenes filmadas por Claire Denis en Les Salauds (y lo mejor del film es, precisamente, todo el borroso subtexto que discurre bajo el entrecortado relato), subyace la progresiva intuición del horror que, finalmente, acaban revelando los últimos planos del film, pero no se trata -solo- de una intuición argumental o dramática, sino sobre todo atmosférica, de estilo y de vibración. Ahí se encuentra, sin duda, lo más valioso, lo verdaderamente importante (es cierto) de una obra que se muestra en todo momento abierta, inestable, huidiza, a punto de deslizarse hacia el abismo. Ahora bien, el problema consiste en que, quizás por la precipitación con la que el rodaje sucedió a la escritura del guion (algo que la propia directora reconoce en el pressbook del film), éste de demora y de dispersa en lo que más parece un ‘exceso de argumento’ que, a juicio de este cronista, habría necesitado una mayor depuración y, probablemente, un proceso más prolongado de elaboración para poder despojarlo de la hojarasca que frecuentemente lo enturbia en forma de múltiples incoherencias. La película se queda así en tierra de nadie, cuando quizás necesitaba ser más abstracta, más depurada y menos prolija en su narración. CARLOS F. HEREDERO

Les Salauds es la obra más tenebrosa de Claire Denis (en el plano estético y también en su temática) desde Trouble Every Day (2001). De nuevo estamos ante un film de género con elementos de serie-B, en este caso un thriller todavía más elíptico de lo que suele ser habitual en la directora francesa. Marco Silvestri, capitán de un barco de carga, vuelve a tierra tras la llamada de auxilio de su hermana. Lo que allí encuentra es una turbia espiral que envuelve el suicidio de su cuñado, el descenso a los infiernos de su sobrina y la bancarrota del negocio familiar por culpa de un poderoso hombre de negocios. Les Salauds es una obra importante, necesaria porque aborda cuestiones que, aunque eternas, ahora duelen más que nunca: el asco que generan las figuras de poder que disponen de los indefensos para sus divertimentos macabros, y la rabia que nace al contemplar cómo las víctimas colaboran con los que les colocan la soga. La imponencia de verse atado a un camino irreversiblemente ligado a las más repugnantes injusticias. JAVIER H. ESTRADA

En un festival donde lo explícito domina a lo elíptico, la escritura de Claire Denis brilla con más fuerza que habitualmente. Les salauds está en la misma línea de J’ai pas sommeil o L’intrus, hay un relato pero nunca sabremos cuáles son las causas y efectos de lo que ocurre. Hay algo siniestro, pero solo se puede desvelar en la imaginación del espectador, que es quien da sentido al laberinto de las imágenes. Hay un sentido de la puesta en escena radical donde todo busca una cierta esencialidad pero, sobre todo, estalla lo siniestro para reflexionar sobre esa extraña naturaleza del mal que todo lo contamina. Una gran película. ÀNGEL QUINTANA


WAKOLDA (Lucía Puenzo).
Un Certain Regard

21 mayo, 2013

A partir de su propia y homónima novela, Lucía Puenzo se propone indagar en el encuentro entre la mirada de una joven adolescente que vive en Bariloche y un misterioso alemán que resulta ser nada más y nada menos que Josef Mengele, uno de los más buscados criminales nazis, uno más (aunque no uno cualquiera) de los muchos dirigentes del fascismo hitleriano que se refugiaron en Argentina durante algún tiempo. Es un encuentro que gira en torno a las inquietudes más tristemente famosas de Mengele: la búsqueda de la pureza, la manipulación genética, la selección de embriones, y los experimentos con fetos y con recién nacidos para buscar la mejora de la raza. La historia se cuenta, según queda enunciada en la primera secuencia, desde el punto de vista de la adolescente, pero a la vez se permite varias transgresiones de ese punto de vista para contar algunas acciones (las de la fotógrafa y bibliotecaria) que el guion no consigue integrar en el diseño global del relato. El resultado es un film que plantea un punto de partida apasionante y que podría haber dado lugar a una obra de gran alcance, porque la investigación en el comportamiento de las comunidades alemanas instaladas en la Patagonia abría la puerta a muchas otras sugerencias no desarrolladas y porque el análisis de la inocencia adolescente frente a la maldad del monstruo habría generado también un inquietante film de genuino terror, pero la película discurre, finalmente, por caminos melodramáticos mucho menos arriesgados. CARLOS F. HEREDERO

Lucía Puenzo tiene una cierta obsesión por el cuerpo y sus mutaciones. Después de trabajar la frontera entre masculinidad y feminidad en XXY, propone en Wakolda el relato de la presencia de un médico nazi que hizo extraños experimentos con niños y fetos en la Patagonia de los sesenta. El juego con las mutaciones del cuerpo puede tener interés, pero la puesta en escena errática de la película la acerca al academicismo más simple. Da la sensación de que Wakolda es una película de otro tiempo y otro lugar. ÀNGEL QUINTANA


LOS DUEÑOS (Agustín Toscano & Ezequiel Radusky).
Semana de la Crítica

21 mayo, 2013

Un sainete argentino que parece inspirarse en el modelo de la serie británica Arriba y abajo, Los dueños es la ópera prima de los tucumanos Agustín Toscano y Ezequiel Radusky. Los empleados de una hacienda ocupan la casa principal cada vez que sus propietarios no la habitan. Y son muchas, pues la hacienda está un tanto desatendida. En realidad aprovechan cualquier momento para trasladar todos sus bártulos, dando lugar a un vodevil en toda regla. Sin decantarse ni por unos ni por otros, y pese a su título, que bien podría entenderse entrecomillado, Los dueños parece estar narrada desde el punto de vista de la propia casa, imparcial observadora de las entradas y salidas de los dueños y los “dueños”. Toscano y Radusky se divierten también a costa de muchos de los tópicos del cine latinoamericano: la separación de clases parece superada en esta hacienda tucumana y, perdón por el spoiler, Los dueños no acaba en un estallido de violencia (vamos, esto no es Heli). JAIME PENA


BEHIND THE CANDELABRA (Steven Soderbergh).
Sección Oficial

21 mayo, 2013

No solo candelabros, sino también millones de lentejuelas, collares y sortijas de oro, bañeras con grifos dorados, una peluca que oculta su decadente calvicie (mostrada también sin piedad alguna) y los trajes más kitsch que quepa imaginar envuelven y visten, de principio a fin, a un Michael Douglas memorable que se muestra entregado y que pone toda su convicción (que es mucha) para interpretar al famoso pianista y showman Liberace, que murió de sida en los años ochenta. Y esa sinceridad es, con mucho, lo mejor de un film que, en realidad, es una tv-movie rodada para el canal norteamericano HBO y que, en principio, no está previsto que pueda llegar a estrenarse en las salas cinematográficas de los Estados Unidos. La película, quizá por su previsto destino televisivo, es una realización humilde, honesta y bastante convencional por parte de Steven Soderbergh, que consigue manufacturar un producto artesanal de indudable eficacia como ‘biopic’ y sometido a ciertas servidumbres propias de este modelo. El retrato se centra en las relaciones entre Liberace y su amante Scott Thorson (Matt Damon) y, finalmente, en la disputa legal que generó su separación, lo que permite a la película deslizar también algunas cuestiones que afectan, de lleno, al debate que se vive hoy en día en torno al matrimonio homosexual en Francia y en Estados Unidos. Una obra sin duda menor en la filmografía de Soderbergh, pero en nada despreciable. CARLOS F. HEREDERO

Steven Soderbergh plantea, en Behind the Candelabra, de qué modo la sociedad americana quiso ocultar la presencia del mundo gay en el show business incluso cuando era más evidente. Para dar forma a esta tesis parte de los últimos años de la vida del excéntrico pianista Liberace, muerto de sida, cuestión que quiso ser ocultada. La peli es una producción televisiva de HBO que funciona por la atrevida interpretación de Michael Douglas, como Liberace, y de Matt Damon, como su amante. Soderbergh no muestra el show y prefiere centrarse en la intimidad de los personajes. La película no tiene grandes vuelos, pero no engaña. ÀNGEL QUINTANA

AS I LAY DYING (James Franco). Un Certain Regard
20 mayo, 2013

La novela de William Faulkner As I Lay DyingMientras agonizo– ha sido un auténtico reto para los que la han querido adaptar. Realizada a base de monólogos interiores y con una acción mínima centrada en el accidentado traslado de un féretro con una madre muerta, se revela complicada. El actor James Franco se ha propuesto adaptar la novela con poco presupuesto en una versión marginal. El resultado es una película de puesta en escena plana, con interpretaciones correctas pero carente de atmósfera. ÀNGEL QUINTANA




BLOOD TIES (Guillaume Canet). Fuera de Competición
20 mayo, 2013

Guillaume Canet, actor de moda en el cine francés, ha establecido una curiosa alianza con el cineasta James Gray, quien ha dado forma al guion de Blood Ties. En los primeros momentos de la peli, tienes la sensación de estar ante el mundo de Gray. Un padre enfermo y dos hermanos, uno policía y otro delincuente. La familia y sus lazos se oponen a la fractura entre legalidad e ilegalidad, aunque el tono de Canet es mas light. El guion desemboca en lo previsible y el casting, encabezado por Clive Owen y Marion Cotillard, en personajes absurdos que no acaban de funcionar. Suerte que está el viejo James Caan como pater familia. ÀNGEL QUINTANA


LES RENCONTRES D’APRÈS-MINUIT (Yann Gonzalez).
Semana de la Crítica

20 mayo, 2013

El primer largo del hasta ahora aclamado cortometrajista Yann Gonzalez aspira a reflejar un inmenso arco de emociones, todas las que la noche puede abarcar. Éstas son, por supuesto, las más abiertas y arriesgadas, las que resultarían imposibles a la luz del día. Al igual que otros excelentes “film-odisea-nocturna” como Nightfall (Fred Kelemen, 1999) o Nuit de chien (Werner Schroeter, 2008), Les Rencontres d’après-minuit comienza tras la caída del sol y concluye en un amanecer agónico y liberador. Su dispositivo es abiertamente teatral: una casa como espacio central (más alguna salida al exterior en sus fantásticos flashbacks) y un grupo de personajes arquetípicos (se hacen llamar la puta, la estrella de cine, la sirvienta travesti, o el bruto interpretado por Éric Cantona) entre los que destaca la pareja central de la película, cuyo amor parece condenado a desvanecerse. Todos ellos se reúnen para vivir una orgía (que se pretende sexual pero acaba siendo sentimental) en un lugar y un tiempo indeterminados. Film libre, de gran potencia onírica, a la vez romántico y descreído, en el que se aprecian influencias tan variadas como Fassbinder, Pasolini, Derek Jarman, Mario Bava. Por ahora la propuesta más sorprendente del festival. JAVIER H. ESTRADA


LA GRANDE BELLEZZA (Paolo Sorrentino).
Sección Oficial

20 mayo, 2013

Todos los festivales cultivan sus propias perversiones (los críticos, también, claro está), y la de Cannes se llama Paolo Sorrentino. Por si acaso aún no habíamos tenido suficiente con los respectivos empachos egomaníacos que supusieron Il divo (2008) y This Must Be the Place (2011), este año La grande bellezza se encarga de elevar hasta el éxtasis místico sus galácticas pretensiones a la hora de retratar a un personaje mundano, un intelectual nihilista enfangado por completo en el engranaje de las fiestas lujosas y de la corrupción moral, en un momento de reconsideración otoñal y nostálgica de su propia existencia cuando acaba de cumplir los sesenta y cinco años. El problema, igual que en sus trabajos anteriores, se llama petulancia. Porque no hay ni un solo plano de la película que no aspire a transmitir una intensa exaltación emocional o formal, porque esa trascendentalización continuada se impone desde fuera y no surge de dentro, se construye a base de travellings aparatosos, grúas innecesarias, contrapicados efectistas, encuadres pomposos y músicas redundantes para filmar una fauna que diríase salida de un Fellini hortera y de cuarta división. El resultado es un film banal que se quiere a sí mismo ultraesencialista (puro ‘arte elefante blanco’, que diría Manny Farber), pero que resulta estrictamente risible. Lo peor, con mucho, de todo el festival. CARLOS F. HEREDERO

La dolce vita, de Fellini, está estructurada alrededor de doce fiestas romanas. Aunque en las fiestas de La grande bellezza, de Paolo Sorrentino, no se baila la música de Nino Rota sino las canciones de Raffaella Carrà y La colita, Sorrentino quiere ser Fellini y emular La dolce vita e incluso Roma. Hay fiestas mundanas, vacío existencial y aristocracia negra vaticana. Todo es pretencioso, vacío y falso. Sorrentino quiere ser Fellini y no se da cuenta de que de maestro solo hay uno. ÀNGEL QUINTANA


UN CHÂTEAU EN ITALIE (Valeria Bruni Tedeschi).
Sección Oficial

20 mayo, 2013

Valeria Bruni Tedeschi apuesta por la autoficción en Un château en Italie, donde realiza una crónica real sobre sus amores con Louis Garrel y sobre el destino de su familia rica italiana, todo convertido en un juego marcado por una gran libertad de tono. Bruni Tedeschi se autoinventa en la pantalla, pasando del humor más absurdo a la melancolía chejoviana acentuada por una clara alusión a El huerto de los cerezos. ÀNGEL QUINTANA

Tercera película realizada por la actriz Valeria Bruni Tedeschi, Un castillo en Italia vuelve a los temas de la decadencia familiar, los fantasmas del pasado, la devastación producida por la enfermedad y los amores fallidos que ya estaban presentes en su primer film como directora (Il est plus facile pour un chameau…) y que aquí reaparecen con la misma apariencia de ligereza y pretendida autoironía. Una apariencia que, en realidad, esconde más bien una fatigosa autocondescendencia para retarse a sí misma (dado que la propia directora vuelve a ser la protagonista) en múltiples poses pretendidamente desgarbadas y patosillas. Una y otra vez, el relato -aquí deliberadamente abierto y poroso- regresa a los mohínos y gesticulaciones de payasito que la actriz prodiga hasta la extenuación con reiterada naturaleza exhibicionista. El engaño quizá consista en el hecho de que esa sucesión de momentos supuestamente trascendentes, filmados como si se atraparan de manera azarosa, nunca termina de desvelar ninguna otra verdad que no sea la inagotable disposición de la actriz y directora para hacerse perdonar todas sus contradicciones. Demasiadas pretensiones bajo una falsa máscara de ingravidez. CARLOS F. HEREDERO

Como La grande belleza, pero con resultados muy distintos, casi diría que opuestos, Un château en Italie es una película sobre “la nada”, solo que Valeria Bruni Tedeschi a diferencia de Paolo Sorrentino asocia este concepto a la levedad y lo disocia de la rigidez. Su comedia se centra en una serie de peripecias familiares de marcado carácter autobiográfico (la muerte de su hermano, alguna indirecta dirigida a su suegro) que, pese a la gravedad de muchos de los temas que aborda, nunca abandona el tono relajado y un tanto primaveral. El humor absurdo, que a más de uno puede llegar a irritar, acaba por resultar contagioso. Este soplo de aire fresco está enmarcado sorprendentemente en la sección oficial a concurso. Es una de las mejores noticias que nos ha dado Cannes este año al liberarse con esta película de las fórmulas al uso en el cine de festivales. JAIME PENA


WARA NO TATE (Takashi Miike).
Sección Oficial
20 mayo, 2013

Con una apariencia formal más cercana a la propia de una producción mainstream (al fin y al cabo, se trata de un film distribuido por una poderosa major norteamericana), este trepidante thriller facturado por el vocacionalmente heterodoxo Takashi Miike consigue poner el acento en intensas cuestiones de índole moral al tiempo que narra, con pulso vibrante y gran sentido visual, la odisea que deben vivir un grupo de policías encargados de proteger la vida de un asesino desalmado, por cuya muerte ofrece una gigantesca recompensa un poderoso magnate, cuya hija fue violada y asesinada por el psicópata, a fin de que éste pueda tener un juicio legal. La puesta en escena de Miike busca, y consigue, un crescendo de intensidad visual paralelo al debate de fondo que la película plantea con valentía a la vez que dibuja un durísimo retrato crítico de la corrupción en las altas esferas de la policía. ¿Merece la pena arriesgar, y perder, las vidas de varios policías honestos para impedir que la justicia se convierta en venganza y que ésta sea ejecutada directamente por las víctimas de un psycho kyller sin escrúpulos…? Debe reconocerse que Miike lleva su diatriba hasta las últimas consecuencias y con notable radicalidad ética, puesto que aquí estamos ante un asesino que no se arrepiente de nada y que asegura, desafiante, que volvería a hacer lo mismo que hizo, y mucho más aún, si le dan de nuevo la oportunidad de hacerlo. CARLOS F. HEREDERO

Si fuera un western, Wara no tate, de Takashi Miike, sería un cruce entre Río Bravo, de Howard Hawks, y Colorado Jim, de Anthony Mann, aunque en su final podría cambiar de género y acercarse a M, de Fritz Lang. El problema del cine de Miike es siempre el exceso, su falta de contención, sus subrayados. Hay en la peli muchas cosas interesantes y un buen dilema entre justicia y venganza, o entre deber y corrupción, pero el exceso lo echa a perder. ÀNGEL QUINTANA


BLIND DETECTIVE (Johnny To).
Fuera de Competición
20 mayo, 2013

Con toda seguridad tendrá sus defensores esta excéntrica, alocada y delirante película de Johnny To, que abandona aquí por completo la sobriedad y la contención de sus trabajos anteriores para proponer un radical cambio de registro que puede resultar ciertamente desconcertante. Difícilmente se podrán reconciliar los antagónicos puntos de vista que, con toda seguridad, provocará el film. Quien se sienta atraído por una estridente y desinhibida mezcolanza de comedia absurda y thriller epiléptico, protagonizado por un detective ciego, pero con un olfato privilegiado, y una joven policía dispuesta a todo con tal de aprender de él, quizás pueda disfrutar del carrusel de delirios por el que se precipita la película. Quienes no consigan entrar en el juego, como le ocurrió a este cronista, se quedarán fuera y en medio de la más completa perplejidad. Será necesario mirar la propuesta desde la primera de estas opciones, y quizás con mucha indulgencia, por tanto, para encontrarle su encanto. CARLOS F. HEREDERO


LE DERNIER DES INJUSTES (Claude Lanzmann).
Fuera de Competición
19 mayo, 2013

Tres horas y cuarenta minutos de apasionante conversación entre Claude Lanzmann y Benjamin Murmelstein, el último presidente del Consejo Judío del gueto de Terezin (Checoslovaquia) y el único de ellos que sobrevivió al holocausto nazi, le permiten al director de Shoah organizar una nueva y punzante indagación en los misterios que todavía quedan sin resolver relacionados con la actitud de los judíos durante el genocidio del que fueron víctimas cuando la locura asesina del nazismo puso en marcha ‘la solución final’. Una entrevista que, de nuevo, opta por centrarse en el rostro del entrevistado y dejar de lado la representación visual de lo verdaderamente ‘irrepresentable’; es decir, todo el horror y toda la ignominia en la que se vieron envueltos cuantos judíos tuvieron que trabajar, como mano de obra esclava o como dirigentes de su propia comunidad (como en este caso), para que los nazis pudieran organizar, sistemáticamente, el exterminio de sus compañeros en las cámaras de gas. Una entrevista incisiva y documentada, que coloca a Murmelstein en la incómoda posición de sentirse no solo cuestionado, sino también acusado de avidez por el poder y de hipotéticos intereses personales bajo su determinación de no escapar a Inglaterrra cuando pudo hacerlo y en su colaboración con las autoridades nazis en su papel de intermediario. Lanzmann dice en sus entrevistas que él, personalmente, cree en la inocencia de Murmelstein, pero su película deja plena libertad a los espectadores para formarse, en un sentido o en otro, el juicio que crean más verosímil sobre la esquiva personalidad de su protagonista. Otra película de Lanzmann absolutamente imprescindible. CARLOS F. HEREDERO

Hay películas que desafían la tontería cinéfila de los festivales y las fobias absurdas de la crítica, Le dernier des injustes, de Claude Lanzmann, es una de ellas. A parte de ser una gran película, reescribe la historia al contarnos el paso del gueto al origen de la solución final. A partir de material de la shoah sacado a la luz, Lanzmann se muestra más didáctico y casi más contundente explorando las múltiples ambigüedades que rodearon a quienes sobrevivieron al exterminio. ÀNGEL QUINTANA


AIN’T THEM BODIES SAINTS (David Lowery).
Semana de la Crítica
19 mayo, 2013

Hay una noble tradición en la que viene a insertarse con humildad, pero también con personalidad propia, esta esperanzadora película del joven David Lowery, ganadora del premio a la mejor fotografía en el festival de Sundance. Y esa tradición es hacia la que apunta, explícitamente, la presencia aquí de un ya veterano Keith Carradine, intérprete de Bowie en Thieves like us ( Robert Altman, 1974), que a su vez era un remake de The Live by Night (Nicholas Ray, 1948). Añádase Badlands (Terrence Malick, 1973) y ya tendremos todas las coordenadas para situar el espejo en el que se mira Lowery para narrar la trágica y romántica historia de los jóvenes delincuentes Ruth (Rooney Mara) y Bob (Casey Affleck) en el Texas de los años setenta. La película no aporta grandes o sustanciales novedades a esa tradición, pero si se incorpora a ella con voz propia es porque consigue inyectar a su relato una rara especie de continuidad, una sensación de ‘fatum’ que flota y se desliza por casi todos sus fotogramas hasta encontrar, de forma intermitente, inesperados y fugaces destellos de lirismo allí donde menos se le espera, a pesar de que, en contrapartida, no logre esquivar en otros momentos un cierto exceso de ingenuo sentimentalismo. En cualquier caso, se trata de un film que sería necesario rescatar para la exhibición en España, ya sea por los circuitos comerciales o ya por algún festival. CARLOS F. HEREDERO


DEATH MARCH (Adolfo Alix Jr).
Un Certain Regard
19 mayo, 2013

Death March, de Adolfo Alix Jr, es una curiosa marcianada del cine filipino sobre la marcha de Batán, cuando 12.OOO soldados americanos y 60.000 filipinos fueron convertidos, en trágicas condiciones, en prisioneros de los japoneses. Rodada en decorados, cuenta a partir de monólogos el dolor y los sueños de los prisioneros. Una curiosidad. ÀNGEL QUINTANA

 


TIP TOP (Serge Bozon). Quincena de los Realizadores
19 mayo, 2013

Serge Bozon, autor de la original La France -un musical ambientado en la gran guerra- decide en Tip Top construir una especie de thriller descontextualizado con salidas de tono que a Isabelle Huppert le van como anillo al dedo. La situación de las revueltas en Argelia es el trasfondo de una investigación policial que el relato no cesa de romper. La propuesta parece sugestiva, pero no acaba de funcionar, con unas salidas de tono y una intriga que no casan. Bozon arriesga, pero no sabe como dar forma a su película. ÀNGEL QUINTANA



SEDUCED AND ABANDONED (James Toback). Fuera de Competición
19 mayo, 2013

Seduced and Abandoned es una película a mayor gloria del Festival de Cannes. James Toback se embarca con Alec Baldwin en un viaje hasta Cannes para asistir a la edición de 2012 con el fin de encontrar financiación para un film que están preparando, un improbable remake de El último tango en París ambientado en Irak y en el que el papel femenino estaría reservado para Neve Campbell. Tan improbable que el proyecto no es más que un mero cebo para una investigación en torno a la forma de financiación del cine de hoy en día. El resultado no es otro que Seduced and Abandoned, un documental sobre el proceso de rodaje (y búsqueda de inversores) de la propia película. El punto de partida es una frase lapidaria de Orson Welles: “Tengo la sensación de haberme pasado el 95% de mi vida buscando financiación para mis películas y el otro 5% haciéndolas. Y eso no es una forma de vivir”. Toback logra la cuadratura del círculo, que rodaje y financiación se solapen, que compartan su tiempo. Ante las cámaras desfilan una serie de luminarias, tanto directores (Coppola, Scorsese, Polanski, Bertolucci) como actores (Ryan Gosling, Jessica Chastain) y, lo que es más inusual, los rostros de los financieros de cuyas chequeras depende el cine contemporáneo. Desde este punto de vista y pese a sus muchos lugares comunes, Seduced and Abandoned resulta una película tan pedagógica como apasionante. Y verla en Cannes es como estar dentro de una película de Charlie Kauffman. Como anécdota decir que en un momento en el que los críticos americanos Scott Foundas y Todd McCarthy hablan de la eterna rivalidad entre Positif y Cahiers du Cinéma se cuela una portada de Cahiers du Cinéma España. JAIME PENA


L’IMAGE MANQUANTE (Rithy Panh).
Un Certain Regard
19 mayo, 2013

Primera invocación de la necesidad de la memoria histórica en la jornada del domingo, que esta noche cerrará Claude Lanzman con una segunda entrega. Aquí el camboyano Rithy Panh prosigue su tarea de exhumación del pavoroso genocidio perpetrado por los jemeres rojos (iniciada con su esencial S21…), pero lo hace ahora en primera persona, preguntándose abiertamente desde la voz en off que conduce su indagación por las ‘imágenes que faltan’, por todas aquellas imágenes que no existen, o no se conservan, del terrorífico proceso de deshumanización al que condujo la locura criminal de aquel régimen ignominioso. Imágenes que Rithy Panh sustituye por la filmación de humildes retablos protagonizados por figuritas de madera que evocan las escenas, los recuerdos y las imágenes conservadas por el cineasta en su memoria personal, pero de los que no existe testimonio audiovisual. Retablos que la película pone en relación con las pocas imágenes sí conservadas hasta articular un largo poema elegíaco y doloroso de la vivencia personal del autor, que confiesa sentirse interrogado por la memoria de su infancia, culpable por haber sobrevivido al horror (tras haber tenido que enterrar a sus padres y a sus hermanos) e interpelado por el niño que todavía vive en su interior arrastrando aún todo el dolor y el espanto vivido. Una película tan hermosa como necesaria. CARLOS F. HEREDERO

Rithy Panh, en L’image manquante, elabora unas lúcidas memorias sobre su infancia en los jemeres rojos. Realizada a partir de la ausencia de imágenes de la deportación de los ciudadanos camboyanos, y construida con la ayuda de soldados de barro, es un prodigio de sensibilidad y de lucidez. La memoria personal se cruza con la memoria histórica. ÀNGEL QUINTANA


BORGMAN (Alex van Warmerdam).
Sección Oficial
19 mayo, 2013

Alex van Warmerdam es un cineasta con unos cuantos años que se mueve entre el humor negro y la provocación. En esta ocasión quiere ir hacia el Teorema de Pasolini, con toques de Buñuel, para provocar a los burgueses. La verdad es que no va a ninguna parte y que se queda corto. Sus juegos con el absurdo no funcionan y su apuesta no provoca a nadie. ÀNGEL QUINTANA

Con explícita vocación de construir una parábola revulsiva a modo de advertencia frente a los valores de la acomodada burguesía que goza del poder económico, Borgman echa mano de un extraño humor negro para romper amarras con todo tipo de servidumbres realistas y para encadenar una serie de provocaciones que finalmente resultan mucho más ingenuas de lo que se pretende. La ficción aspira a delatar la irracionalidad de todos los miedos y angustias propios de la confortable sociedad burguesa (la pobreza, los emigrantes, el paro, la inseguridad…), pero todo resulta excesivamente obvio dentro de esta rara historia de vampiros (la primera de la sección oficial, porque luego vendrá la de Jarmusch) que terminan por apoderarse de los hijos y de los sirvientes de la burguesía tras destruir el refugio hogareño, a modo de bunker, en el que aquélla se creía a salvo de sus más temidas amenazas. La película tiene algunas pinceladas de humor que sí resultan efectivas, pero todo en ella es muy elemental y de muy escaso recorrido. CARLOS F. HEREDERO


3X3D (Jean-Luc Godard, Peter Greenaway y Edgar Pêra).
Semana de la Crítica
18 mayo, 2013

Es probable que la película más extraña de esta edición de Cannes no sea otra que la que clausura la Semana de la Crítica el próximo jueves (aunque los primeros pases en el Mercado ya han tenido lugar). 3X3D es una iniciativa de Guimarães 2012 Capital Europea de la Cultura, una película de episodios filmada en 3D y que es el resultado de una invitación a Edgar Pêra, Peter Greenaway y Jean-Luc Godard. Greenaway propone en su episodio, Just in Time, un recorrido a lo Russian Ark por la historia de la ciudad y sus personajes más ilustres que, innegablemente, resulta muy efectivo en su utilización del 3D, pero cuyo sentido cinematográfico no parece tener más utilidad que la que le pueda dar la Oficina de Turismo de Guimarães. Por su lado, Pêra nos sirve un delirio titulado Cinesapiens y en el que se nos habla del “krypto-celuloide” y para el que no encuentro las palabras que permitan describirlo. Finalmente, los 15 minutos de Les trois désastres constituyen por sí solos todo un acontecimiento y la justificación de todo el proyecto. Godard reconoce que esta es una película “llena de letras y números”, supongo que un anticipo de su próxima Adieu au langage. Prosiguiendo con el modelo narrativo de las Histoire(s) du cinéma, Godard descubre el 3D, en un primer momento acentuando simplemente la profundidad de sus imágenes (sus características imágenes impuras de vídeo degradado) y limitando los efectos estereoscópicos al grafismo (y, es preciso señalarlo, a un sonido que explota al máximo las posibilidades del estéreo). En muchos momentos, especialmente en aquellos en los que Godard trabaja con las sobreimpresiones y collages, llegamos a lamentar que el 3D no estuviese ya en sus manos en la época de las Histoire(s). Por fin aparecen las primeras imágenes filmadas por Godard en 3D y entendemos que ex profeso para este proyecto. Es muy sintomático que esa imagen originaria no sea otra que la de la propia cámara reflejada en el espejo, la doble Canon montada sobre una estructura artesanal y que Godard propulsa hacia el frente, como queriendo meterla en el ojo del espectador. En muchas ocasiones el 3D no ha sido más que eso, así que no es extraño que Les trois désastres denuncie que “el digital acabará convirtiéndose en una dictadura”. JAIME PENA


INSIDE LLEWYN DAVIS (Ethan y Joel Coen).
Sección Oficial

18 mayo, 2013

Conviene despejar pronto y con claridad los dos mayores equívocos que pueden amenazar a la recepción crítica de la nueva realización de los hermanos Coen, que no es ni un biopic del músico Dave Van Ronk, ni una reconstrucción nostálgica de la escena folk del Greenwich Village neoyorkino de los incipientes años sesenta. Su protagonista, el músico Llewyn Davis, es un evidente y explícito trasunto de Van Ronk, pero no hay en el film ni la más mínima voluntad de ilustrar o seguir la trayectoria artística y vital del músico real, de la misma forma que tampoco hay en la propuesta ninguna vocación costumbrista o naturalista. Se diría más bien que estamos ante una nueva (y esta vez, muy divertida) fantasmagoría, bajo la que resuenan más los ecos de Barton Fink que los de Oh! Brother…, una especie de bucle cerrado sobre sí mismo (con demonio precursor del blues, incluido) en el que parece dar vueltas un músico que a duras penas consigue ganarse la vida, que debe dormir en el sofá que le dejan algunos amigos, que deambula por pasillos tan estrechos como angustiosos y que se enfrenta a productores tan desaprensivos como aquellos con los que tenía que lidiar el protagonista de la primera película citada anteriormente. Habitada por una memorable galería de personajes secundarios que parecen sacados del Freaks de Browning, y toda ella atravesada por el característico humor de sus autores, Inside Llewyn Davis es uno de sus trabajos más personales y más disfrutables. CARLOS F. HEREDERO

Los hermanos Coen construyen Inside Llewyn Davis como un antibiopic sobre la ascensión de un cantante. Está la descripción de un mundo: la música folk neoyorquina y cómo se generó otra cosa que el simple folklore. Nos encontramos con la historia de un perdedor que ve cómo no consigue nada. Todo filmado con humor, encanto y con libertad de tono. Los Coen acaban siendo en esta peli como Llewyn Davis, hacen lo que quieren, con discreción, porque no tienen nada que perder. ÀNGEL QUINTANA


BENDS (Flora Lau).
Un Certain Regard
18 mayo, 2013

Primera película de una joven realizadora hongkonesa, que debuta arropada por algunos fieles de Wong Kar-wai (el operador Christopher Doyle, el escenógrafo William Chang), Bends trata de las injusticias y discriminaciones creadas por la existencia de la rígida frontera administrativa impuesta por el régimen chino, entre Hong-Kong y el resto del continente, a los ciudadanos de una y otra demarcación. El chófer de una rica mujer burguesa se encuentra así atrapado entre la necesidad de ocultar que su mujer embarazada vive con él y con su hija, y la obligación de secundar las necesidades de su empleadora. La película se muestra sensible y sutil (sus mejores bazas), pero también carente de intensidad y fuerza dramática suficiente, por lo que termina haciéndose algo reiterativa y casi siempre más plana de lo deseable. CARLOS F. HEREDERO


GRAND CENTRAL (Rebecca Zlotowski).
Un Certain Regard
18 mayo, 2013

Belle épine, la primera película de Rebecca Zlotowski, era tan prometedora como poco consistente, una aplicada e irregular formulación del joven cine de autor francés. Grand Central es menos prometedora (sus créditos de producción apuntan a una película más académica) pero infinitamente más consistente. Sorprende la capacidad de mejora que demuestran los jóvenes directores franceses al saltar de la primera a la segunda película, algo que no suele darse en otras cinematografías en las que las segundas películas no suelen responder a las expectativas de las óperas primas. Será una cuestión derivada del I+D o de las bondades de un sistema de producción único a la hora de sacar provecho del talento propio (y el ajeno). Zlotowski se rodea ahora de un gran grupo de actores de renombre, encabezados por la protagonista de su primera película, Léa Seydoux, más Tahar Rahim, Olivier Gourmet y Denis Menochet. En el centro de su película hay un triángulo amoroso, lo que justifica el registro pasional inherente a todo este joven cine de autor francés que se diría continuador de Assayas, Desplechin y tantos otros. Me interesa mucho más, en cualquier caso, el entorno, el grupo humano conformado por una brigada que trabaja en una central nuclear en labores de limpieza. Grand Central nos habla de su trabajo cotidiano, de los peligros a los que se enfrentan, de sus reuniones, de sus salidas nocturnas. Resumiendo: puro Howard Hawks. JAIME PENA

Efectivamente, como dice Jaime Pena, la primera hora de esta segunda realización de Rebecca Zlotowski podría formar parte, con plena legitimidad, de cualquier película de Howard Hawks: un grupo humano variopinto unido por su común ocupación profesional (aquí, su peligroso trabajo en el interior de una central nuclear), una convivencia hecha de camaradería, equívocos, esfuerzo, descanso y celos amorosos, un trabajo siempre al límite del mayor de los peligros. Como si la caza de rinocerontes de Hatari se hubiera transmutado en la cacería de la radioactividad propia de un escenario como el que congrega a los protagonistas del film. Y sí, ciertamente, esos iniciales sesenta minutos son magníficos, incluso de lo mejor que ha dado el festival hasta el momento, por su vibración, por su intensidad física, por su limpio conductismo, por la verdad que transpiran por todos sus fotogramas, pero sucede que después, poco a poco, el relato va centrándose cada vez más en el triángulo amoroso y entonces las imágenes pierden algo de fuelle, se hacen más previsibles y se acomodan más a ciertas convenciones estereotipadas. Pero queda, en cualquier caso, esa magnífica primera hora de una película que realmente merece la pena. CARLOS F. HEREDERO

Grand Central, de Rebecca Zlotovski, la directora de Belle épine, parte de un mundo concreto: el de los obreros de una central nuclear. La propuesta de mostrar la vida del grupo es sugerente, pero la película está demasiado pendiente de exponer a la pareja de moda del cine francés, Tahar Rahim y Léa Seydoux, y de buscar momentos de peligro en la central nuclear para aumentar las escenas de tensión. ÀNGEL QUINTANA


JIMMY P. (PSICOTERAPIA DE UN INDIO DE LAS LLANURAS) (Arnaud Desplechin). Sección Oficial
18 mayo, 2013

Bajo el intrigante y sugestivo título de Jimmy P. (Psicoterapia de un indio de las llanuras), la nueva película de Arnaud Desplechin emerge, hasta el momento, como la obra de mayor envergadura que se ha visto en el festival. La historia de la relación entre un indio ‘pies negros’, traumatizado tras su regreso de la Segunda Guerra Mundial (Benicio del Toro), y Georges Devereux, el antropólogo y psicoterapeuta encargado de tratarlo (Mathieu Amalric), dentro de un centro para veteranos de guerra afectados por problemas mentales, permite al cineasta retratar un intenso y complejo diálogo entre ambos bajo el que resuenan los ecos poderosos de The Master, de Paul Thomas Anderson. Aunque la formalización visual y narrativa de la película pueda parecer menos exuberante que la de los trabajos anteriores de su autor, lo cierto es que se trata de una obra de plena madurez, perfectamente controlada y modulada por Desplechin, y en cuyo interior palpitan numerosos ecos: la inquietud habitual de su director por los problemas de la descomposición familiar, un episodio complejo y traumático de la historia de los Estados Unidos, la memoria enriquecedora del cine de John Ford (explícitamente citado mediante una secuencia de Young Mr. Lincoln), la dolorosa memoria del genocidio de las tribus indias, el papel jugado por el psicoanálisis en la curación de los traumas posbélicos y, entre medias, la historia emocionante de un complejo intercambio entre el doctor y su paciente (dos no-anglosajones), que fundamenta -metafóricamente- una de las mejores y más valiosas aportaciones al tradicional ‘melting pot’ que sustenta las raíces antropológicas y culturales de aquel país. Una gran película. CARLOS F. HEREDERO

Arnaud Desplechin es un gran cineasta de la palabra. En su primera experiencia americana, Jimmy P, parte del proceso de psicoanálisis de un indio para encontrar, en el discurso sobre el trauma, el camino donde construir un drama familiar centrado en un hombre al que se le han escapado las mujeres de su vida. Como trasfondo, está el tema de la difícil reconstrucción americana después del trauma de la guerra, con ciertos ecos a The Master y también una bellísima historia de amistad con la impresionante interpretación de Benicio del Toro. Una película excepcional. ÀNGEL QUINTANA


SALVO (Fabio Grassadonia & Antonio Piazza).
Semana de la Crítica

17 mayo, 2013

El espíritu de Jean-Pierre Melville está presente en esta opera prima sobre el encuentro entre un mafioso siciliano y una joven ciega, hermana del hombre al que va a asesinar en un ajuste de cuentas. Con su desmitificada aproximación a la mafia, Grassadonia y Piazza demuestran haber comprendido algunas máximas esenciales del autor de Le samouraï (1967): precisión en la puesta en escena y dominio del espacio. También en la composición del protagonista, un criminal que vive entre sombras, tentando a la suerte al buscar su independencia. A medida que avanza el relato aparecen elementos innecesarios (un intento efectista de representar la mirada de la invidente o la desafortunada integración de elementos humorísticos que aquí están totalmente fuera de contexto), que merman el resultado de este destacable debut. JAVIER H. ESTRADA


UGLY (Anurag Kashyap).
Quincena de los Realizadores
17 mayo, 2013

Como ya comentábamos en el número especial de Caimán CdC “El otro cine de Bollywood” (octubre 2012), Anurag Kashyap se ha convertido en el promotor (tanto en su labor como director como en la de productor) de ese segmento del cine indio que, aun ejecutándose dentro de la maquinaria industrial local, aspira a encontrar difusión fuera del subcontinente. Ugly, relato sobre las investigaciones que siguen al secuestro de una niña de diez años, es otro ejemplo de esta tendencia: un thriller intenso, narrado y realizado con vigor, que pese al esquematismo de los personajes y al excesivo retorcimiento de la trama, emite una visión interesante (aunque con un regusto sospechosamente reaccionario) sobre el giro hacia el individualismo radical y la obsesión por el dinero que la India está experimentando en los últimos tiempos. JAVIER H. ESTRADA


SUZANNE
(Katell Quillévéré). Semana de la Crítica. Inauguración
17 mayo, 2013

Suzanne, de Katell Quillévéré, película que inaugura la Semana de la Crítica, es lo contrario de Le passé, de Farhadi. Es un drama fuerte, sin pretensiones, elíptico, sutil y con una grandiosa Sara Forestier (la actriz de La escurridiza, de Kechiche). Hay un cameo de Lola Dueñas. La peli cuenta el destino desgraciado de Suzanne, madre adolescente, condenada a cinco años de cárcel por robo y con problemas de reinserción. ÀNGEL QUINTANA


UN VOYAGEUR (Marcel Ophuls). Quincena de los Realizadores
17 mayo, 2013

En Un voyageur, Marcel Ophuls regresa al cine después de diecisiete años (su último trabajo fue el excelente documental Veillées d’armes, sobre los corresponsales de prensa en Sarajevo). En este caso, filma sus memorias de forma poco agraciada, con una puesta en escena mimética. Tiene gracia la primera parte centrada en su relación con su padre, pero después se limita a contar batallitas y a criticar injustamente a Antonioni. Una decepción. ÀNGEL QUINTANA



THE SELFISH GIANT (Clio Barnard). Quincena de los Realizadores
17 mayo, 2013

The Selfish Giant es la primera ficción de la documentalista Clio Barnard (The Arbor) y propone transformar un cuento infantil de Oscar Wilde en una obra de realismo miserabilista británico. Cuenta la historia de dos niños desarraigados que trafican con cobre. No es gran cosa, tiene subidas de tono y no acaba de encajar. ÀNGEL QUINTANA

Jóvenes problemáticos en medio del paisaje desolador del interior de Inglaterra, luchando por arreglar sus miserias y, al mismo tiempo, complicando más su situación; conocemos la premisa demasiado bien. The Selfish Giant insiste en esta temática con su historia sobre dos niños que, en su intento por auxiliar a la economía familiar, esquivan las clases para robar cables eléctricos y venderlos después a precio de saldo. Siguiendo la tradición del realismo británico sin aportar novedades consistentes a este modelo, se trata del relato sobre una infancia heroica y trágica aunque con un tono edulcorado y abiertamente insípido. JAVIER H. ESTRADA


MIELE (Valeria Golino)
. Un Certain Regard
17 mayo, 2013

No se lo ha puesto fácil a sí misma la actriz Valeria Golino al colocarse por primera vez detrás de la cámara para dirigir este retrato de una joven que se hace pasar por estudiante ante su padre y ante su amante, pero que se dedica, en realidad, a ayudar a morir dignamente a enfermos en fase terminal que quieren acabar con su vida. El punto de inflexión surge cuando le facilita sus productos a un hombre del que luego descubre que está sano y que pretende suicidarse. A partir de aquí, la película emprende un camino nada complaciente para seguir el itinerario de reconsideración y búsqueda de sí mima que recorre un personaje complejo, retratado con evidente cariño y con voluntad de entenderlo sin que el relato se haga discursivo. Le sobran a Miele, eso sí, los flash-backs explicativos del trauma adolescente, pero es una ópera prima honesta y con cierta personalidad, un buen pulso narrativo y considerable intuición visual. No es poca cosecha. CARLOS F. HEREDERO


LIKE FATHER, LIKE SON (Hirokazu Kore-eda)
. Sección Oficial
17 mayo, 2013

A nadie le pillará de sorpresa que el japonés Kore-eda vuelva de nuevo su mirada hacia el ámbito de la infancia, alrededor del cual ha desplegado algunas de sus ficciones más importantes y personales. Aunque en esta ocasión lo toma como pretexto para indagar en un misterio que evidentemente le fascina y frente al que personalmente, como padre de un niño de cinco años, confiesa con sinceridad que carece de una respuesta nítida o concluyente que ofrecer. ¿Es el vínculo estrictamente sanguíneo el que forja el sentimiento de la paternidad o, por el contrario, éste se sustenta sobre la convivencia en el tiempo y sobre la relación entre los hijos y los progenitores…? Ese es el debate que subyace bajo esta sensible y cuidadosa historia de sendos matrimonios que descubren, cuando sus hijos respectivos tienen ya cinco años, que ambos fueron intercambiados por error en el hospital tras su nacimiento. Aunque probablemente no sea la mejor película de su autor, sí es desde luego un sincero y hermoso film que plantea más preguntas que respuestas, más interrogantes que certezas, lo que resulta muy de agradecer. CARLOS F. HEREDERO

Hirokazu Kore-eda arranca con cierta gracia Like Father, Like Son, proponiendo un diálogo entre paternidad biológica y educativa, apuntando un cierto debate sobre clases sociales, pero su propuesta se hunde cuando ha expuesto todas las situaciones. La segunda parte es como un chicle estirado sin sentido. Viendo la película, es inevitable pensar que John Ford lo hizo mil veces mejor contando algo parecido en Dos cabalgan juntos. ÀNGEL QUINTANA


L’INCONNU DU LAC (Alain Guiraudie)
. Un Certain Regard
17 mayo, 2013

Tan hedonista como su precedente El rey de la evasión, el nuevo largometraje de Alain Guiraudie regresa a los ambientes renoirianos de la naturaleza para entonar una gozosa exaltación de la sexualidad gay, que aquí se muestra no solo desinhibida, sino tan franca y explícita como muy pocas veces se ha visto fuera de los márgenes del cine porno. Todo gira alrededor de un idílico y pequeño lago, en medio del bosque, convertido en un lugar de encuentro homosexual y de rápidos intercambios carnales. Nudismo filmado con la mayor naturalidad, felaciones en primer plano, polvos de urgencia que no dejan prácticamente nada a la imaginación y miradas cómplices ocupan la mayor parte del metraje hasta que la historia da un giro imprevisto con el hallazgo de un crimen y se adentra en los contornos del misterio y casi del terror. Lo mejor, la feliz comunión atmosférica entre la manera de filmar la naturaleza y la puesta en escena del sexo. Mucho más que una película gay. CARLOS F. HEREDERO

El cine de Alain Guiraudie es un ejercicio absoluto de libertad moral y formal. L’inconnu du lac sigue la mejor tradición hedonista renoiriana de poner en relación el sexo y la naturaleza, en este caso mostrando sin cortarse el ligoteo gay en un lago del Midi francés. El resultado es una peli fresca, inspirada, con toques de humor que avanza hacia lo siniestro. ÀNGEL QUINTANA


LE PASSÉ (Asghar Farhadi)
. Sección Oficial
17 mayo, 2013

Aunque bajo el suelo de la historia que el cineasta iraní Asghar Farhadi cuenta en este nuevo film resuene de forma inequívoca el eco de Nader y Simin…, puesto que el núcleo puramente argumental gira también aquí en torno a una separación matrimonial, lo cierto es que ahora el empeño resulta considerablemente más ambicioso, aunque solo sea porque estamos ante un film que trata, como su título ya nos advierte, de evocar el pasado que arrastran los tres protagonistas del relato. Tres personajes (el matrimonio roto y la nueva pareja de la mujer) que deben lidiar, cada uno a su manera, con el peso moral y emocional del pretérito que sigue palpitando en sus respectivas cabezas impidiéndoles afrontar el presente sin curar antes las heridas por las que todavía respiran. Una nueva disección moral y una radiografía de la complejidad de las emociones amorosas entre los adultos, pero en este caso implicando también a los tres niños que comparten la existencia de los protagonistas. Filmada íntegramente en París, con el mismo estilo limpio y tenso que mostraba en su film anterior, con los diálogos ejerciendo también como herramienta esencial de su análisis, Farhadi entrega una película adulta que te atrapa de principio a fin, aunque su fórmula nos pueda sonar a ya conocida. CARLOS F. HEREDERO

Asghar Farhadi es un cineasta del drama y de la culpa. En Le passé la culpa se centra en una mujer en coma y en las circunstancias de un accidente. Bien interpretada, con momentos potentes, pero con un exceso de hiperdramatización en el que todo está demasiado escrito, lo que quita vida a una peli construida más como operación prestigio. ÀNGEL QUINTANA

Cannes se apropia de los triunfos ajenos. Ahora le ha tocado a Asghar Farhadi tras los éxitos (Berlín, Oscars) alcanzados por Nader y Simin, una separación. Como suele ocurrir en estos casos, Le passé es una gran decepción. Lo de menos es que se haya rodado en Francia, Le passé es puro Farhadi, una película que ahonda en el complejo de culpa y en su concepción rashomoniana de cine. Aquí es un suceso del pasado, un intento de suicidio, el que atormenta a sus personajes y cuyos puntos de vista divergen, como cabría esperar. Al final, las piezas del puzzle terminarán por encajar tras un largo y enrevesado desarrollo. A diferencia de su película anterior, el suceso motivo de controversia no se nos muestra, de forma tal que el espectador nunca es partícipe de las versiones contradictorias que ofrecen los personajes. El resultado, sobre todo en su primera hora, se acerca peligrosamente al (peor) teatro filmado, para más inri, sin el nervio y la garra del que Farhadi hacía gala en Nader y Simin. JAIME PENA


THE CONGRESS (Ari Folman)
. Quincena de los Realizadores. Inauguración
16 mayo, 2013

Se esperaba con comprensible expectación la nueva película del israelí Ari Folman después de la sorprendente Vals con Bashir. Y lo cierto es que su nueva entrega vuelve a subir la apuesta, porque si algo tiene esta insólita película bipolar (con una primera hora de imagen real y una segunda de animación) es ambiciones, incluso hasta el límite de sobrepasar lo que su verdadera entidad creativa puede soportar sobre sus no demasiado sólidos cimientos. Lo mejor de la función, con mucho, es una espléndida Robin Wright que se interpreta a sí misma y que le echa valor para hacerse cargo de esta (antaño) famosa actriz de Hollywood, ahora en otoñal decadencia y forzada a aceptar que su cuerpo y su arte interpretativo entero sean escaneados para pasar a vivir en un universo virtual (por el que se desarrolla la segunda parte del film) a la vez que debe retirarse por completo de la profesión. Se juntan (y colisionan) así dos películas muy diferentes que no acaban de ensamblarse satisfactoriamente, pero que encierran dentro de cada una de ellas, por separado, suficientes momentos brillantes como para justificar de sobra el interés y la originalidad de una propuesta narrativa inspirada parcialmente en una novela de Stanislaw Lem. CARLOS F. HEREDERO


A TOUCH OF SIN (Jia Zhang-ke)
. Sección Oficial
16 mayo, 2013

A Touch of Sin, primer trabajo de Zhang-ke producido desde las entrañas de la industria China, es una punzante colección de críticas directas a la sociedad y a las autoridades del país. Jia construye cuatro relatos independientes en los que regresa a temas y lugares esenciales de su carrera con la novedosa incorporación de una violencia -uno de los temas clave del film- a veces cruda y otras lúdica, incluido un breve e insólito homenaje al gran maestro del wuxia (género de artes marciales), King Hu. El realizador cuestiona la credibilidad de los gobernantes, la lealtad de la familia, la honestidad de la pareja, el respeto a las tradiciones; componiendo uno de los cuadros más penetrantes sobre el materialismo de la China contemporánea. Lo mejor visto en Cannes hasta el momento. JAVIER H. ESTRADA

De regreso al campo de la ficción, el director de Naturaleza muerta despliega un durísimo y devastador retrato de la China contemporánea en una película inevitablemente polémica, pero que lleva dentro, con mucho, el cine más interesante y con mayor poderío visual de todo lo que llevamos visto en Cannes hasta ahora. Son cuatro historias de otros tantos personajes, vinculadas entre sí por la común explosión de una violencia tan irracional como patológica, producto de las tensiones insoportables a las que la acelerada y masiva transformación del país está sometiendo a sus ciudadanos. Llena de imágenes que asaltan al espectador con fogonazos de brutalidad y de subterráneo surrealismo al mismo tiempo, A Touch of Sin engendra un creciente aliento poético sin dejar de ser prosaica y acaba por trenzar la radiografía menos complaciente y más pesimista que uno puede imaginar de la China de hoy. Una película que, además, se muestra implacable a la hora de mostrar la corrupción y la venalidad sin límites de los dirigentes del país. CARLOS F. HEREDERO

Jia Zhang-ke construye A Touch of Sin desde la rabia y la indignación. No se trata únicamente de contemplar críticamente las transformaciones de la economía de mercado en China sino de ver, en términos casi marxistas, cómo la riqueza y la plusvalía rompen con la cohesión social, crean desigualdad y generan violencia. Hay una clara indignación frente a un país sin futuro en el que la violencia estalla pidiendo justicia. Una gran película construida con eficiencia, con la que Jia Zhang-ke da un giro a su carrera. ÀNGEL QUINTANA


FRUITVALE STATION (Ryan Coogler)
. Un Certain Regard
16 mayo, 2013

Fruitvale Station, de Ryan Coogler, es una primera peli sundance bien intencionada pero previsible. Toda ella pivota en el asesinato de un joven afroamericano por parte de la policía una noche de fin de año. La primera parte busca la identificación sentimental con la familia del protagonista para poder forzar fácilmente la catarsis. Podría ser el complemento de Heli, de Amat Escalante; policía corrupta y disolución de la familia unida. ÀNGEL QUINTANA

Venía avalada por su triunfo en Sundance (Gran Premio del Jurado), pero la decepción ha sido generalizada y se entiende. Ryan Coogler convierte el terrible asesinato de un joven negro por agentes de la policía de Oakland, famoso también por las revueltas que generó, en un lacrimoso melodrama más pendiente de retratar la vida hogareña de la víctima, su relación con su compañera, su hija y su madre, que las circunstancias del caso. Contada explícitamente desde el punto de vista del protagonista, la película dedica apenas cinco minutos a la refriega en el metro que acabó con el homicidio del joven y vuelve, de inmediato, a evocar el desgarro de sus familiares. La propuesta no tiene mayor entidad cinematográfica que la de una tv-movie para consumo local, y no duda en recurrir a dudosos procedimientos narrativos y formales para buscar la solidaridad emocional de sus espectadores. CARLOS F. HEREDERO

Una fábula moral que nos sermonea sobre las injusticia de un asesinato cometido por la policía de una pequeña ciudad del área de San Francisco. El suceso real ocurrió en la mañana del 1 de enero de 2009 y la víctima fue un joven negro de 22 años, Oscar Grant. El crimen, de claras connotaciones racistas, fue recogido por los pasajeros del metro en la estación del título y ampliamente difundido en YouTube. Pese a la existencia de estas imágenes, con las que se inicia la película, el debutante Ryan Coogler prefiere centrarse en este último día de la vida de Grant, como queriendo demostrarnos la bondad innata de este chico, cuánto quería a su familia (a su pareja, a su hija, a su madre, a su abuela, a sus hermanos, a sus amigos) y cuánto deseaba reformarse tras su paso por prisión. No dudo de las buenas intenciones de Coogler, pero toda su argumentación parece conducirnos a una única conclusión: su denuncia solo se justifica por la bondad de Oscar Grant; de tratarse de un narcotraficante, su caso (un crimen gratuito e injustificado, puro racismo) no merecería su atención. JAIME PENA


THE BLING RING (Sofia Coppola)
. Un Certain Regard
16 mayo, 2013

A partir de un caso real, protagonizado por un grupo de jovencitas de clase alta que se dedicaban a robar en las casas de los famosos para conseguir ropa y objetos de marca (con ‘víctimas’ tan emblemáticas como Paris Hilton o Lindsay Lohan), Sofia Coppola aplica su ya conocida mirada entomológica, siempre contagiada por cierta ternura, para intentar retratar a esas criaturas obsesionadas por el hall of fame, el brillo del glamour mundano y las apariencias más superficiales dictadas por el lujurioso mainstream de la moda y del oropel mediático. Y se trata, ciertamente, de un intento meritorio, pero esta vez su retrato se recrea demasiado, y con excesiva reiteración, en la mecánica de los robos, mientras que se le escapa una y otra vez la verdad interior de unos personajes que deambulan constantemente por la pantalla ofreciendo un único y repetido perfil. Con todo, lo que no se le puede discutir a la realizadora de Las vírgenes suicidas es su sentido del swing, su buen pulso narrativo y su demostrada capacidad para atrapar, de forma a veces fugaz, pero muy intuitiva, un cierto ‘angst’ generacional que, evidentemente, conecta con sus propias vivencias. CARLOS F. HEREDERO

Sofia Coppola parte de una bella idea: describir el mimetismo y la fascinación de unas adolescentes frente al falso glamour de Hollywood. Parte del caso real de los asaltos a la residencia de las estrellas para robar sus vestidos. Es reiterativa y aburrida, parece una versión de Spring Breakers para “pijos”. Es la peli de Sofia Coppola que menos me ha interesado. ÀNGEL QUINTANA

Como Harmony Korine en Spring Breakers, Sofia Coppola realiza una semblanza urgente de la adolescencia USA en la segunda década del siglo XXI. Si en Maria Antonieta la directora parecía una niña caprichosa concediéndose un costosísimo regalo, aquí observa con algo más de distancia a una juventud igualmente pija. Coppola se muestra mucho más conservadora que Korine, a su película le falta la determinación, el genio y la radicalidad de Spring Breakers. Con todo, la directora concluye con un argumento convincente al afirmar que una manera infalible de triunfar en la Norteamérica actual consiste en fabricarse una imagen deslumbrante y mostrarse con orgullo como un descerebrado. JAVIER H. ESTRADA


JEUNE & JOLIE (François Ozon)
. Sección Oficial
16 mayo, 2013

Cuando terminas de ver Jeune et jolie te queda la extraña duda de si has asistido a una limpia disección clínica de un caso de (aparentemente) incomprensible prostitución juvenil, protagonizado por una hermosa joven de diecisiete años, o si lo que François Ozon despliega sobre la pantalla es más bien una inquietante fábula (de ingenuo regusto moralista) sobre el fantasma de la prostitución que puede rondar en la mente de una bella jovencita de acomodada clase media. También te entran otras dos dudas razonables: ¿si esta película no fuera francesa, habría podido entrar en la siempre exigente competición internacional de Cannes? Y, más aún, ¿si François Ozon no hubiera ganado la Concha de Oro en San Sebastián el año pasado, realmente le habrían ofrecido un puesto en el prestigioso escaparate principal del festival? Lo que no quita para que el film tenga esa atractiva mezcla de intensidad y ligereza, de drama y de comedia, que caracteriza al cine de su director y que volverá a estar en el centro de los argumentos de todos aquellos que defiendan las bondades de la película. CARLOS F. HEREDERO

Jeune et Jolie, de François Ozon, tiene cierto encanto con sus canciones de François Hardy, sus cuatro estaciones y la crónica de la iniciación sexual de una adolescente lanzada al lado obscuro de la prostitución. No es moralista y juega con inteligencia en la descripción de las contradicciones del universo familiar pequeño burgués. Ozon narra con habilidad pero se le escapa la parte final con una fantasmagórica aparición de Charlotte Rampling en plena primavera. No es una gran peli pero tiene buen pulso. ÀNGEL QUINTANA


HELI (Amat Escalante)
. Sección Oficial
15 mayo, 2013

Desde la mirada nihilista que ya mostraba en sus dos largometrajes anteriores (Sangre y Los bastardos), el mexicano de origen español Amat Escalante filma con ‘Heli’ un durísimo y desesperanzado retrato de la vida en los entornos de la sociedad mexicana que padecen las atroces consecuecias de la violencia generada por el narcotráfico y por las sucias vinculaciones de éste con el ejército y con la policía. La misma distancia fría y despegada frente a las situaciones. La misma tendencia (¿o regusto…?) por la violencia tremendista. La misma obsesión por los entornos humildes, desestructurados o víctimas de los valores transmitidos por la cultura dominante. Cierto, ‘Heli’ es de forma inequívoca una película de su autor, pero es justo reconocer también que hay en sus imágenes un mayor interés por los personajes, una mayor voluntad narrativa y algo más de respiración, lo que no deja de ser un cierto paso adelante en la obra de este cineasta amigo y colaborador de Carlos Reygadas. CARLOS F. HEREDERO

En su tercer film, Amat Escalante vuelve a sumergirse en la cara más sombría del México contemporáneo. Heli se asoma con relativa consistencia a la soledad y la condena de las clases humildes del país a través de una familia desestructurada cuyo calvario congénito se acentúa por la intervención de los que, teóricamente, velan por su seguridad. Policías corruptos, militares crueles, sexo ardiente (aquí de la forma más literal posible), sufrimiento de fauna, flora y ser humano… como en sus anteriores trabajos, Escalante se entrega al impacto y al tremendismo. Su “la violencia genera violencia” se enuncia de forma tan gráfica y recalcada que apenas deja lugar al misterio. JAVIER H. ESTRADA


EL GRAN GATSBY (Baz Luhrmann). Película de apertura

15 mayo, 2013

Hay algo que finalmente se revela imposible en las entrañas de este nuevo y exhibicionista Gatsby que ha inaugurado Cannes: la dificultosa cohabitación entre la literatura tersa, seca y honda de Scott Fitzgerald y el estilo espumoso, irreprimiblemente kitsch y autosatisfecho de Baz Luhrman. El resultado es un híbrido que solo a ráfagas consigue transmitir la intensidad y la sinceridad que demanda la trágica historia de amor, igualmente imposible, entre Gatsby y Daisy. Mediatizada en todo momento por toneladas de «toallas empapadas en [pretendido] arte» (como habría dicho el añorado Manny Farber), la película es un carrusel continuo de fuegos artificiales, poses de forzada intensidad y muchos colorines apastelados. Es muy probable que hubiera sido exactamente la misma sin el 3D, pero así cobrarán la entrada más cara y las recaudaciones serán mayores. En definitiva, nada diferente de lo que se podía esperar del director de «Moulin Rouge». CARLOS F. HEREDERO

Baz Luhrmann, triturador habitual de mitos literarios (como en Romeo y Julieta) o de la cultura popular (en Moulin Rouge!), desata de nuevo los excesos de su estilo en El gran Gatsby, esta vez, además, adaptándose al 3D. En su primera parte, la película funciona como un agotador enaltecimiento de la frivolidad. Después, Luhrmann pretende revertir la situación y tomarse en serio a su personaje, pero para entonces Gatsby es una pequeña caricatura irrelevante, en las antípodas de la grandeza. JAVIER H. ESTRADA