Print Friendly, PDF & Email

Carlos F. Heredero.

En mayo de 2007, a las puertas de la crisis económica que ha terminado por empobrecer a casi toda Europa y por desmantelar tantas y tantas conquistas en todos los ámbitos, iniciábamos bajo la cabecera de Cahiers du cinéma. España una aventura tan incierta como apasionante. Hablábamos entonces de un ilusionante ‘alumbramiento’: en medio del torbellino de la revolución digital, una nueva revista de pensamiento cinematográfico nacía en papel con la programática voluntad de afirmar el trabajo crítico frente a la uniformización del discurso fílmico dominante, de abrir interrogantes, de escribir con una mirada insumisa y de intervenir –libres de ataduras– en todos los debates y en todos los territorios en los que se juega el presente y el futuro del audiovisual.

Han transcurrido ya nueve años, nos ha pasado por encima la misma crisis que ha devastado al país entero, nos ha abandonado –tras cambiar de dueño– la casa madre (Cahiers-Francia), con cuya cabecera y bajo cuya advocación (gracias a la decisiva ayuda de Jean-Michel Frodon), iniciamos entonces nuestro propio y autónomo camino, nos han rodeado múltiples tormentas y algunos naufragios de valiosos medios de comunicación, y aquí seguimos, en el mismo sitio, con la misma ilusión, con las fuerzas intactas y con energías renovadas: ahora con el nombre de Caimán Cuadernos de Cine, pero –como nuestros lectores saben bien– con la misma línea editorial, con el mismo equipo de críticos (si bien rejuvenecido con nuevos colaboradores) y con la misma actitud. Y este mes publicamos, además, nuestro número 100.

Llegamos hasta aquí tras haber editado 51 números como Cahiers-España y 49 como Caimán CdC, el primero de los cuales aparecía –en enero de 2012– con un titular de portada que lo decía todo: ‘Los descendientes’. Publicar 100 números mes tras mes, sin faltar nunca a la cita y llegando al kiosco siempre puntual, no es una hazaña pequeña para una revista de crítica especializada con nuestro perfil (solo cuatro lo han conseguido en España: Film Ideal, Nuestro Cine, Cinestudio y Dirigido por). La hazaña ha sido posible gracias a la fidelidad de nuestros lectores, que se mantiene y crece todos los meses, pero también a cuantas empresas cinematográficas e instituciones culturales responden con su apoyo a esa fidelidad. A unos y a otros solo les podemos prometer nuestra irreductible voluntad de seguir trabajando en la misma línea, de seguir renovándonos poco a poco sin traicionar las sólidas bases ya conquistadas y de continuar poniendo nuestra lupa crítica sobre todas aquellas cuestiones candentes que de verdad importan al cine español y al cine mundial del presente.

Iniciamos nuestra andadura, de hecho, con un informe y con un amplio debate (10 páginas) sobre la Ley de Cine que en la primavera de 2007 se estaba discutiendo, y hoy, en la primavera de 2016, multiplicamos por diez nuestra apuesta inicial y publicamos 100 páginas (nos obliga la efeméride) a modo de radiografía simultánea sobre la historia y sobre el presente del cine español. Sobre la historia, mediante la más amplia y representativa encuesta que se ha hecho nunca en nuestro país (350 expertos han respondido de forma entusiasta a nuestra llamada) para buscar las mejores películas españolas de todos los tiempos. Sobre el presente, a través de una serie de informes y de artículos que reflexionan sobre el aquí y ahora del cine que se produce entre nosotros.

Nuestro compromiso no solo se mantiene, sino que crece y se refuerza. Nuestra mirada ha ganado en experiencia, pero sigue decidida a renovar, mes tras mes, nuestros laicos votos fundadores: los que nos impulsan a reivindicar sin cesar espacios para la diferencia, para la libertad de innovación, para la heterodoxia, para la defensa de la pluralidad creativa, para la interrogación y para la duda, convencidos como estamos de que solo a partir de una relación viva y crítica con el arte cinematográfico y con la sociedad de nuestro tiempo podemos contribuir humildemente a ensanchar el campo del conocimiento y a potenciar la mirada crítica, reflexiva y consciente de cuantos nos leen. Les debemos mucho.