Jaime Pena

Después de sus series de metraje encontrado recopiladas bajo el título de Film ist. (“El cine es.”), Gustav Deutsch pareciera avanzarnos con Shirley. Visions of Reality hasta trece propuestas, inspiradas todas en el pintor norteamericano Edward Hopper, de lo que para él es la pintura. Y quien dice la pintura dice el cine o un cine pictórico. Para Deutsch la pintura es un espacio escenográfico que, en consecuencia, puede ser habitado por personajes (y transformado en cine). Deutsch lleva a cabo una minuciosa reconstrucción tridimensional de trece cuadros de Hopper que, en puridad, son algo más que meros tableaux vivants: el tiempo no se detiene en ellos, al contrario, se convierten en escenas de un continuum histórico y biográfico. La reconstrucción se fundamenta en los personajes y en los decorados, algo así como un hiperrealismo invertido: aquí es la realidad (personajes de carne y hueso, decorados) la que imita al arte. La mayor diferencia radica en los colores planos y lisos del cine, como si Deutsch hubiese prescindido de los rasgos matéricos de la pintura, si es que no se trata de una uniformización digital que transforma estos espacios en escenarios extraños, un artíficio como el de esas películas que combinan animación y personajes reales. Shirley… parece la típica película de diseñador de producción, lo que no es nada raro si tenemos en cuenta que Gustav Deutsch es su diseñador de producción, además de director, montador y guionista.

La pintura también puede ser para Deutsch un espacio en el que se desarrolla una historia. Los trece cuadros de Hopper fueron pintados entre 1931 (Hotel Room) y 1965 (Chair Car), y ese es el arco temporal de un relato que protagoniza la mujer del título (Stephanie Cumming), la biografía ficticia de una actriz teatral (la pintura como espacio escenográfico, según decía) inspirada por los personajes femeninos de Hopper (tan solo uno de los cuadros originales carece de figuras humanas). Los cuadros/escenas se ordenan cronológicamente, siempre en un mismo día, el 28 de agosto (hay una excepción, la del mismo cuadro sin personajes, Sun in an Empty Room). La radio nos da información puntual de la actualidad mundial (la Depresión, Hitler, Stalingrado, Elia Kazan, Martin Luther King, etc.) y las reflexiones en off de Shirley nos hablan de su vida, su vinculación política (el Group Theather, el Living Theather, la Caza de Brujas), ocasión que también se aprovecha para introducir multitud de referencias culturales, que van desde las teatrales a Emily Dickinson, Platón, Elvis Presley o Luigi Nono.

Sí, Shirley. Visions of Reality es un artefacto insólito en el ámbito del cine narrativo, más cercano a una propuesta conceptual o a una instalación artística (de hecho, puede verse troceado como tal) que a la típica película de inspiración pictórica. Su densidad parece responder a la ambición de Deutsch de decirlo todo sobre el cine y la pintura, de llevar hasta el extremo esta relación. La pintura es el reflejo de sus circunstancias estéticas, culturales e históricas, pero, nos dice Deutsch, todo eso solo puede evidenciarlo el cine.