¿Por qué un ciclo y un libro dedicados a Paul Schrader? ¿Qué lleva al Festival de Valladolid y a la revista Caimán Cuadernos de Cine a aunar sus fuerzas para esta empresa? Muchos de ustedes podrán decir que sus últimas películas no justifican el despliegue de medios. También es posible añadir, para ser más precisos, que el cineasta que nos fascinó con American Gigolo (1980), Posibilidad de escape (1991) o Aflicción (1997) no ha vuelto a hacerlo del mismo modo con ninguno de sus trabajos posteriores. Pues precisamente por eso hay que volver sobre él. Porque, a diferencia de algunos colegas suyos, a Schrader no le interesa repetir éxitos pretéritos, ni patrones ya utilizados, ni mucho menos lugares comunes de su filmografía. Es un cineasta de su tiempo que también quiere situarse frente a los tiempos que corren. Se pregunta por el devenir de la imagen y su razón de ser en la contemporaneidad y actúa en consecuencia. Por supuesto que Dominion: Prequel to The Exorcist (2005), The Walker (2007), Adam resucitado (2008) y The Canyons (2013), esa tetralogía atrevida y desconcertante con la que cierra de momento su obra, no son propuestas que puedan compararse con las películas citadas, y ya no digamos con su mítico guion para Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), pero no pueden compararse porque no deben compararse. Como mucho, deben complementarse, ponerse unas al lado de otras y ver cómo se ha movido el cine de Schrader y el cine en general desde sus inicios hasta ahora. (…) El cine de Paul Schrader es como una ventana en movimiento que va dando cuenta de todo eso mientras avanza hacia no se sabe muy bien dónde. Y con el privilegio de poder abrir esa ventana y quedarse mirando un buen rato, a ver qué pasa.
Carlos Losilla
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