Director de fotografía para autores relevantes del cine independiente estadounidense como Abel Ferrara o Alex Ross Perry, Williams debuta en la dirección de largometrajes con una comedia negra sobre los Estados Unidos actuales: ‘The sweet east’
The Sweet East es la obra de alguien que quiere encontrar algo estético en las imágenes. Sí. Hay una especie de fórmula detrás de las películas que ahora ve la gente. Netflix tiene la suya, también otros estudios. Tenemos a Hollywood, y también tenemos a sus autores famosos, como Christopher Nolan o Wes Anderson, que comienzan a parecerme marcas. Yo quería hacer algo independiente de todo eso.
¿Y qué directrices estilísticas se marcó para ello? Cuando manejas un presupuesto bajo, acabas teniendo que cambiar a menudo lo que habías preparado, y eso puede decepcionarte y confundirte. Así que no sobrepreparo las cosas. Busqué un acercamiento documental, confiando en mi técnico de iluminación. Y manejé reglas muy básicas. Las escenas con los pandilleros están grabadas con la cámara en mano, con un aspecto descuidado. Cuando aparece el personaje de Lawrence, en cambio, las imágenes son más estables. Cosas así.
Esa búsqueda formal se percibe, y a la vez se relaciona con lo que relata, una especie de aventura. Sí, la protagonista se dirige a territorios desconocidos, y hacer películas también tiene ese componente de aprendizaje. Aprender cómo mirar. Me encantan los momentos de las películas documentales en los que percibes cómo el realizador y el operador de cámara intentan encontrar el plano. Me parece excitante que este tipo de cosas terminen apareciendo en la película final. Cuando fotografío películas para otros, a veces hago un zoom para conseguir un nuevo encuadre y ese reencuadre acaba en la película. A la gente le gusta, aunque no sea algo intencionado ni preparado.
¿Y qué es The Sweet East? Parece una gran novela americana en forma de una rara sátira americana… El guionista, Nick Pinkerton, es un buen amigo mío. Hablábamos mucho sobre América cuando él escribía la película durante el primer mandato de Trump. Intentamos hacer una gran película descuidada (great sloppy movie), un gran embrollo americano (great american mess).
He leído que quería que su película fuese una comedia, pero que durante su recorrido por festivales internacionales no estaba seguro de haberlo conseguido… Es verdad. Nos divertimos mientras la hacíamos, creíamos que incluía buenas bromas, pero no tuve claro si la gente de Cannes había entendido que era una comedia. Tengo que decir que tampoco se rio nadie cuando la enseñé por primera vez a mi amigos durante el proceso de edición. Y pensé: ¿qué hemos hecho? Y las dudas se mantuvieron hasta que la proyectamos en Nueva York.
The Sweet East trata en buena medida de lo que su protagonista encuentra, de lo que hay fuera, pero lo que vemos está mediado por su presencia y su acción o inacción. ¿Qué era más importante, Lilian o el mundo, los grupos sociales que se encuentra? Lilian es lo que me importa más. El individuo es lo que hace al mundo. Quiero que todas las adolescentes de América vean esta película y se escapen de sus casas para tener experiencias individuales y experimenten por sí mismas el poder que tienen. Si no tomas riesgos, si vives solo a través de tu teléfono y no creas tus propias aventuras, te sentirás limitado. Si cada uno sintiese individualmente que tiene un poder real, creo que todo sería mejor. Aunque entiendo que hay riesgos en que los adolescentes, tanto los chicos como las chicas, se escapen.
Dice que no quería hacer una película cínica, pero la relación entre el mundo que muestra y la audiencia que lo recibe es ese personaje que puede ser muchas cosas, también cínico, y quizá eso se preste a confusión. Sí, es un poco contradictorio. Creo que no hay que querer ser cínico, pero entiendo que es una defensa moderna para sobrellevar los tiempos, especialmente para la gente joven. Esperemos que eso no implique que no sientan nada, esperemos que puedan seguir comprometiéndose con algo, pero creo que un poco de cinismo es casi necesario para sobrevivir.
Lilian resulta un poco inescrutable. Otro personaje, Mohammed, dice que todo es una broma para ella. Sí, entrar en su cabeza es un poco difícil. Al principio del film se mira en el espejo. Es como si supiese que empieza su película, que la estamos mirando, y comenzase a actuar para nosotros. Actúa para los hombres con los que se encuentra, pero también para el público. De hecho, mira a la cámara varias veces.
¿Y qué imaginaban Pinkerton y usted sobre ella? Porque a menudo las imágenes no lo dejan claro… No sé qué decirte sobre ello. [La actriz] Talia Ryder es la que convierte el personaje en algo vivo. Cuando Nick escribió el guion, ella quedaba como un interrogante pendiente. Era el primer guion de Nick y yo tampoco dominaba esa parte del proceso de preparación de un film. Nosotros conocíamos a los personajes masculinos más que a ella, claro, y contábamos con encontrar a esa chica que convirtiese el personaje en alguien real y contemporáneo. Estábamos abiertos a ser mixtificados por una intérprete muy inteligente que hiciese las conexiones oportunas. Ahora no imaginamos al personaje de otra manera.
La película parece ser una mirada propia a una sensación de colapso: grupos enfrentados, armas de fuego, clandestinidad… Sí, al final hay un gran colapso, probablemente causado por alguno de los grupos con los que la protagonista se ha ido encontrando. Hicimos que esos personajes fuesen básicamente payasos, que luchan por algo, pero que no pueden ser tomados demasiado en serio tal y como los retratamos.
¿Y cómo miras todo esto? Porque la película a veces suena burlesca, a veces suena elegíaca… Uno de los problemas de nuestro tiempo es que la gente se toma demasiado en serio a sí misma y a sus convicciones, y eso es un poco peligroso. Así que buscamos intencionadamente que los personajes pareciesen un poco indefensos, un poco tontos. El guion de Nick presentaba unos fundamentalistas islámicos más unidimensionales, que entrenaban con armas en los bosques, pero yo añadí la parte del baile y la música electrónica, para que se convirtiesen en gente perdida que se siente desconectada del resto del país, que ha venido a América con sus familias y se siente alienada. La película trata mucho sobre la alienación.
Ignasi Franch
Entrevista realizada en el Americana Film Fest (Barcelona),
el 5 de marzo de 2024.