Una infinidad de películas muestran a turistas, generalmente anglosajones, en sus vacaciones de verano en países extranjeros (una de ellas, How To Have Sex, se ve este año en la Sección Oficial). Pero pocas se centran en el otro lado de la balanza: la vida y experiencia de los trabajadores locales, que están siempre en el fondo de las historias de otros. Animal, segundo largometraje de la griega Sofia Exarchou (Park, 2016), vira la mirada hacia esta otra realidad y sigue a Kalia (Dimitra Vlagopoulou, Mejor Actriz en el Festival de Locarno), una animadora de hotel, mostrando el contraste entre su vida dentro y fuera del escenario. El backstage aquí se presenta como ese espacio de introspección: el reverso perverso de la rutina fiestera de Kalia y sus compañeros de trabajo, incluida Eva, una chica que acaba de llegar de Polonia y a la que Kalia adopta como una especie de aprendiz, enseñándole no solo las coreografías sino también lo necesario para sobrellevar este día a día que las consume. Es este tedio y desesperanza lo que la cámara de Exarchou muestra en su registro cotidiano de Kalia, manifestando en ella el sentimiento generalizado de un país que aún sufre las consecuencias de su crisis económica. Pero a pesar de sus buenas intenciones, Animal resulta demasiado distante, algo que se debe principalmente a un mal manejo del tempo y, consecuentemente, un exceso de metraje. Y aunque al final hay momentos emocionantes como cuando Kalia sube a un karaoke a cantar Yes, sir, I can boogie, ya llegados a ese punto hemos perdido cualquier conexión con la historia. Si es que en algún momento la llegamos a hallar. Daniela Urzola