Mona Achache, en tanto que cineasta, hace una película sobre su madre, Carole Achache, que, a su vez, había escrito un libro sobre su propia madre, Monique Lange. En realidad, esta tradición se remonta aún más atrás, pues también Monique Lange había escrito sobre su madre y esta sobre la suya. Little Girl Blue se centra en Carole Achache y, por extensión, en Monique Lange. Carole se suicidó en 2016 y su hija Mona recopila todo su archivo fotográfico y diarios para revisar su conflictiva figura. Para eso ha de rebuscar aún más en el pasado y llegar hasta su abuela Monique, muy relacionada con Jean Genet o Marguerite Duras, también con el exilio español, en particular con Jorge Semprún, y más adelante con Juan Goytisolo, con el que vivió desde 1956 y estuvo casada entre 1978 y 1996, más o menos hasta que Goytisolo reconoció o aceptó su homosexualidad.
La relación de Carole con su madre es una historia verdaderamente terrible, de una escabrosidad que pone los pelos de punta. De algún modo, Monique la incitó a prostituirse, desde los once o trece años, y Carole reconoce abiertamente que se prostituyó o que nunca le negó a ningún hombre la posibilidad de acostarse con ella. Entre las muchas aventuras que cuenta hay una que afecta a Goytisolo, de cuando Carole lo visitaba en Tánger junto a su madre. Cuenta que por entonces Goytisolo ya vivía con su amante marroquí, bueno, y con toda la familia de este. Un amante que todas las noches, mientras duró la visita, se metía en la cama de una Carole de catorce años, sin que Goytisolo ni su madre se atreviesen a contrariar al joven amante. La vida de Carole, que después se dedicó a la fotografía y solo en los últimos años de su vida a la literatura, fue de esta crudeza. Su hija la cuenta de una forma tan arriesgada como, creo, discutible. La actriz Marion Cotillard ha de encarnar a Carole: se pone sus ropas y zapatos, su peluca y gafas y con estos hábitos se pone en la piel de la madre de la directora, no para recrear escenas de su vida, sino para, simplemente, recitar sus testimonios grabados, imitando su voz, su gestualidad. El dispositivo no acaba de funcionar al imponer una barrera en la que Cotillard, por momentos, impide ver a la verdadera Carole. Jaime Pena