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Lo autobiográfico tiene siempre una importancia central en su obra… Tanto en Rocks in My Pockets (2014) como en Mis problemas con el matrimonio quise explorar lo que significa ser humana. Cuando era más joven me frustraba cuando veía o leía que una mujer se enamoraba de un hombre y esperaba seis meses a que él la llamara. Se suele hacer una elipsis en estos casos, el clásico “seis meses después”. Pero yo me preguntaba: ¿qué habrá sentido ella en el tiempo que pasó esperando esa llamada? De eso quería hablar, de los seis meses de agonía, de un momento que parece una eternidad. Sentía que los libros y las películas dejaban a un lado la experiencia interior, así que cuando empecé a hacer Rocks in My Pockets decidí que iba a enfocarme en ello. Esto me llevaba a hablar sobre la experiencia del ser humano y, dado que soy la humana que mejor conozco, tenía que hablar de mí misma. Lo mismo pasó con Mis problemas con el matrimonio. Aquí quería que la protagonista fuera un poco diferente a mí y Zelma tiene detalles que la alejan de mí (por ejemplo, a mí no me gustan tanto los gatos). Pero aún así está basada en mi experiencia de vida, en mis sentimientos, recuerdos y deseos. Hay mucho de todo eso allí, aunque en ocasiones esté simplificado o exagerado. Eso ya lo dicta la historia.

¿Por qué considera que la animación es el medio idóneo para explorar estos temas? En Mis problemas con el matrimonio Zelma habita cuatro espacios diferentes. El primero es la vida real, donde se enamora, que está hecho con mi técnica. El segundo espacio es el de su biología, animado por Yajun Shi en su propio estilo. Luego está el de su imaginación, donde ella intenta darle sentido al mundo a través de sus dibujos. Y el cuarto espacio es el de los mapas, que dan cuenta de la realidad política en la que vive. La animación me permitía establecer una continuidad, que el espectador pudiera moverse entre un mundo y otro sin interrupciones: ir dentro, fuera y luego dentro otra vez. Para mí, la animación es un medio único. Y sé que hago filmes que no son necesariamente tradicionales, pero es también un modo de narrar que viene desde ese deseo, muy propio de la mujer, de saber lo que está dentro.

Retomando esta idea de los diferentes espacios, en Mis problemas con el matrimonio hay una reflexión constante sobre el género y sobre lo que se espera de nosotras desde niñas. Eso se refleja en esa conjunción de lo científico (mostrando cómo el cerebro funciona y se reprograma en diferentes momentos de la vida de Zelma) y lo mitológico (por ejemplo, con las criaturas que cantan y que representan las voces en su cabeza)… Empecé a trabajar en el guion en septiembre de 2015, antes del movimiento #MeToo y la guerra y todo lo que estamos viviendo ahora. Quería hacer una película inspirada en la historia de mi segundo matrimonio, que fue muy dramático. Pero quería, sobre todo, ir al fondo de por qué estos personajes se enamoran. Y para ir a la raíz de este asunto, me enfoqué en representar, a través de Zelma, el choque de dos fuerzas que nos presionan de lado y lado: la biología y la sociedad. La diferencia es que de esta somos conscientes, de aquella no. A veces nos olvidamos de que somos criaturas de la naturaleza y tenemos una idea del amor alejada de la realidad. Una comparación que hago es con las gafas de realidad virtual. Cuando nos las ponemos, nos chocamos con todo a nuestro alrededor, porque nuestro cuerpo está habitando un espacio distinto al que está viendo. Yo quería decirle al público: quitaos las gafas y revelemos lo que ese misterio del amor es de verdad.

Dentro de los numerosos símbolos que hay en la película, quizás el gato es el más importante, en tanto representación del ser interior de Zelma. ¿Qué representaba esto para usted? Para mí, los animales y los humanos somos uno. Todos somos parte de la naturaleza, del reino animal. Por esto en mis filmes es frecuente que las personas estén representadas a través de animales o que se conviertan en ellos. Veo a los animales como símbolos de diferentes estados y sentimientos. Y creo que el gato es el animal que mejor representa la independencia y la autoestima; la sensación de conocerte y defenderte a ti mismo cuando es necesario. Son seres autosuficientes y solitarios, y, en cierto sentido, místicos también. Entonces fue una decisión clara, que iba más allá de mis preferencias o gustos personales: veo en los gatos un poder y quería otorgarle ese poder a Zelma. Por eso, al comienzo del film ella se hace amiga de los gatos y luego su naturaleza gatuna va saliendo a la vista como una forma de decir: “esta soy yo, esta es mi independencia, y no puedes pisotearme”.

Ha afirmado que Mis problemas con el matrimonio es una “película de animación hecha para adultos”. ¿Cree que su mensaje podría llegar a audiencias más jóvenes? Sí, definitivamente. Mi público objetivo está en el rango de 20-36 años, personas que aún están en ese proceso de descubrirse y entenderse a sí mismas. Pero en diferentes proyecciones de la película me he fijado que he tenido espectadores desde los nueve años. Incluso en alguna ocasión en Latvia hubo una niña de cinco años, y me dijo que no había entendido todas las bromas, pero que le había gustado la película. Tal vez a esa edad siguen siendo muy pequeños, pero a partir de los trece o catorce, cuando ya se tiene una idea más clara de lo que es la identidad (y las distintas posibilidades que ofrece), creo que sí, el film puede ser de gran beneficio.

Si bien la película parte de su historia personal, hay una reflexión universal sobre la experiencia de ser mujer… El film se inspira en eventos de mi vida y narra la historia de una chica que está viviendo en un lugar y un tiempo específicos. Por eso me ha sorprendido que en las proyecciones en festivales y países diferentes, mujeres se han acercado a decirme: “esa es mi historia”. Por supuesto, una mujer de Latvia lo recibe de manera distinta a una de Estados Unidos o Turquía, pero en general he tenido esta experiencia. Eso me hace pensar que tal vez el viaje de Zelma, sus preguntas, su camino, su vida, reflejan un problema universal: cómo crecemos siendo niñas, cómo pasamos a ser mujeres y cómo en todo ese proceso luchamos contra una sociedad que quiere siempre encasillarnos. Hay algo de eso que nos llega a todas de una u otra forma.

Daniela Urzola

Entrevista realizada el 9 de noviembre de 2022, en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.