Carlos F. Heredero.
El azar ha hecho coincidir, para nuestras páginas, la celebración del centenario del nacimiento de Orson Welles y la muerte del centenario Manoel de Oliveira. Dos gigantes del cine, cuyas obras respectivas constituyen sendas columnas vertebrales del arte fílmico del siglo XX, convergen así en las páginas de Caimán CdC para recordarnos, entre otras cosas, que solo la mayor autoexigencia creativa, la búsqueda incesante de nuevas formas expresivas y la coherencia más radical con la propia visión del mundo puede generar aquellas obras que están llamadas a ocupar un espacio de referencia inexcusable en la historia del arte (del cine, en este caso).
Manoel de Oliveira nació en 1908 y Orson Welles en 1915. El cineasta portugués ha muerto con 106 años y el norteamericano lo hizo, hace ya tres décadas, con solo setenta. Sus filmografías respectivas son muy diferentes (por el contexto cultural del que son hijas, por las circunstancias industriales en las que tuvo que desarrollarse su producción, por la distinta suerte que corrieron sus películas, por los diversos paradigmas a los que pueden asociarse y también, desde luego, por la dispar extensión temporal de sus carreras profesionales), pero uno y otro lucharon sin cesar por mantenerse fieles a su personal concepción del cine, sin traicionarla nunca.
La obra del portugués, que se extiende a lo largo de 83 años y que se centra de forma casi exclusiva en el cine, acabó felizmente por encontrar una continuidad que bien podría considerarse asombrosa, dada la insobornable radicalidad con la que nunca dejó de expresarse. La obra del estadounidense, que se diversifica por otros canales (televisión, publicidad…) y que mantiene fructíferas conexiones con otros medios (la radio, el teatro…), se concentra en solo 47 años y atraviesa –casi desde su mismo inicio– múltiples dificultades que impidieron a Welles terminar una ingente cantidad de proyectos en los que estuvo trabajando y que constituyen, en conjunto, un inmenso legado inconcluso que a día de hoy (véase el caso de The Other Side of the Wind) sigue siendo objeto de intentos de recuperación más o menos controvertidos.
Manoel de Oliveira nos parecía ya casi inmortal cuando, finalmente, la muerte le ha ‘sorprendido’ poco después de rodar un último cortometraje (O Velho do Restelo, 2014), lo que a su vez ha permitido descubrir que todavía existe un largometraje suyo adicional (Visita, ou Memórias e Confissões, realizado en 1982), que permanecía inédito por su propia voluntad y que ahora por fin podrá verse. Nosotros contribuimos a su recuerdo con la publicación de una última y exclusiva entrevista con él y le dedicamos nuestra más respetuosa apertura. Orson Welles, mucho menos longevo, pero igualmente decisivo para entender la historia del cine del siglo XX, revive ahora para Caimán CdC dentro de un amplio dossier firmado por cinco de los más prestigiosos especialistas mundiales en el estudio de su obra. Cada uno a su manera, los dos se han hecho centenarios y sus obras respectivas nos siguen hablando y enseñando. Dos gigantes.
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