Contra los estereotipos. (versión ampliada de Caimán CdC nº 50)
Enric Albero.
La reciente visita de Charles Burnett al festival Play-Doc (Tui) y al CGAI (A Coruña) para presentar la proyección de sendas retrospectivas con una selección de su filmografía, además de la publicación de un libro sobre su figura, nos permite conversar con un director que pone permanentemente el dedo sobre algunas de las llagas más sangrantes de la sociedad, desde las cuestiones raciales a la lucha de clases.
El volumen recientemente editado por Play-Doc, Charles Burnett, un cineasta incómodo (María Míguez & Víctor Paz, eds.), parafrasea el título de uno de sus filmes más importantes, Nate Turner: A Troubelsome Property (2003), en el que aborda la figura del esclavo que en 1831 inició una rebelión en Southampton (Virginia). Reescribir la Historia desde un punto de vista habitualmente silenciado parece ser una de sus constantes…
Era un proyecto original de Frank Christopher, que había hecho filmes políticos en El Salvador, al que luego nos incorporamos el historiador Kenneth Greenberg y yo. Nuestra idea inicial era realizar un documental conciliador, hicimos entrevistas entre la gente de Southampton y nos dimos cuenta de que todavía existían tensiones entre blancos y negros por aquella revuelta. Quisimos juntar a todo el mundo en una sala y fomentar un gran debate para ver cuál era la situación en aquellos momentos, pero fue del todo imposible. Un periodista que llegó antes que nosotros también hizo entrevistas a la población y aunque les dijo que sus declaraciones eran off the record acabó publicándolo todo en un artículo. Después de eso, la gente perdió la confianza así que tuvimos que reescribirlo todo. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que las únicas fuentes que podíamos utilizar para hablar de Turner procedían de materiales ajenos, de interpretaciones realizadas por otras personas, así que tratamos de averiguar quién era a partir de estas historias.
¿Y con qué se encontraron?
Con una visión muy parcial que solo reflejaba el punto de vista de los blancos del sur. Para la comunidad negra, Turner es un icono y nos encontramos con que la gente blanca de Southampton no podía entender por qué utilizó la fuerza para liberar a los esclavos, no empatizaban con su sufrimiento. Para mí fue desconcertante. Alguna gente comprendía que quisiera ser libre pero no que matara a gente inocente para lograrlo. Creo que en parte se debe a que los escritores que han tratado el tema introdujeron elementos literarios como que Turner tuviera una relación amorosa no correspondida con una mujer blanca, de manera que actuó por despecho, pero eso no fue así, ese no fue el motivo por el cual se rebeló (para una persona de color el motivo es bastante obvio), buscaban otra serie de justificaciones porque no entendían su motivación.
En América hay una serie de temas con los que no se quiere lidiar. Como observador te das cuenta de que el racismo y la desigualdad son asuntos que siguen existiendo y que hay que poner en contexto. Hay gente que no puede entender que una persona se rebele por cualquier medio posible para lograr su libertad y la de su familia. No se identifican con los problemas de los negros en tanto seres humanos, no entienden que las vidas de los negros importan (N del A.: Burnett hace referencia aquí al movimiento Black lives matter), les dices que nos están matando y te responden que también matan a mucha otra gente, que por qué decimos que las vidas de los negros importan si importan todas las vidas. Evidentemente, eso está claro, pero el hecho relevante es que nosotros estamos tratando de hacer algo, vosotros no. Nosotros nos lo tomamos en serio, vosotros no. Vale, también están matando blancos, aunque no tan frecuentemente, pero ¿por qué no protestáis? Únanse a la lucha, ustedes tienen más poder político que nosotros.
¿Las jóvenes generaciones tienen su misma percepción? Sus hijos, por ejemplo.
Mi hijo menor sí que se da cuenta. Es un cineasta que lee mucho sobre política y está muy frustrado con muchas de las cosas que están sucediendo. Mi hijo mayor está casado, tiene un niño, sabe lo que sucede pero no está tan involucrado como el pequeño. Creo que ahora con el black lives movement mucha más gente es consciente de las desigualdades existentes, pero a diferencia de los años 60 en los que había un gran movimiento con ideas a desarrollar y un liderazgo muy claro, con gente como Malcolm X que hablaba en nombre de un gran número de personas y ejercía como guía, ahora la mayoría de los líderes no son respetados, incluso Al Sharpton, que a mí me gusta mucho, tiene muchos opositores, no hay consistencia.
Esta operación de redefinición de un personaje histórico como Turner también la ha aplicado en el campo de la ficción en la que hay una voluntad manifiesta por dinamitar los estereotipos con que Hollywood identifica a los afroamericanos…
-Una de las cosas que como estudiantes de cine negros hicimos fue protestar contra la clase de estereotipos negativos que Hollywood perpetuaba. El nacimiento de una nación (D.W. Griffith, 1915) fue el origen de una manera de ver el mundo que aún hoy sigue reproduciéndose en todas esas películas que solo hablan de traficantes de drogas, criminales y cosas por el estilo. Crecí en una comunidad, en South Central, cerca de Watts, en la que los negros trabajaban duro, iban a la iglesia, … Claro que había delincuentes, pero la mayoría era gente normal: los padres se mataban a trabajar para sacar adelante a sus familias lo mejor que podían. Mi madre se levantaba a las 4 de la mañana para coger el autobús e ir a trabajar, volvía por la tarde y se iba a dormir porque estaba reventada. Recuerdo que muchos otros padres estaban en la misma situación, simplemente trataban de ganarse la vida y hay que respetar eso, hay que tratar a la gente con respeto. Uno de los profesores que tuve en la escuela de cine fue Basil Wright, el director de documentales que hizo Song of Ceylon (1934). Cuando vi las películas que realizaban otros estudiantes me di cuenta de que estaba fuera de lugar, no me veía reflejado en ellas, así que fui a hablar con él. Me animó, me dijo que contara mis historias pero que tratara con respeto tanto los temas que iba a tocar como a la gente con la que iba trabajar. También hay que tener en cuenta que en aquel tiempo el Movimiento por los derechos civiles estaba en plena ebullición y los que estábamos en el mundo del arte sentíamos la responsabilidad de cambiar la sociedad, de representar una realidad que Hollywood había distorsionado. Había que dar con una narrativa que rompiera con esas películas formularias, que cambiara la manera de presentar a los personajes y que describiera los barrios en los que vivíamos.
Una narrativa propia que da cuenta de la multiplicidad de conflictos (familia, educación, religión, tradición, clase,…) a los que se enfrentaban y que está muy presente en en Killer of Sheep (1977).
La película fue una reacción contra esos estereotipos hollywoodienses que siempre utilizaban la misma fórmula para contar historias sobre la clase obrera, algo que no encajaba en las circunstancias del lugar en el que yo vivía, una comunidad en la que había un vacío provocado por una pésima situación económica en la que la gente no podía comprarse o alquilar una casa, con un mercado laboral en el que los negros eran los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos, abandonada por la clase media, con una educación de baja calidad… Killer of Sheep no ofrece soluciones a todo eso, solo trata de dar una idea de cómo viven algunas personas en estas circunstancias, las dificultades de tener una vida decente, el estancamiento y la falta de alternativas.
En Killer of Sheep vemos a niños y niñas jugando en la calle continuamente, en My Brothers Wedding (1983) un niño pequeño se duerme en el mostrador de la lavandería… De manera indirecta, sus películas hablan también sobre la (falta de) educación y el sistema escolar.
Los niños aprenden a ser adultos viendo lo que estos hacen, a veces estos les devuelven señales que no son adecuadas y se fomentan malos ejemplos de aprendizaje. En Killer of Sheep a uno de los niños se le dice que si su hermano se mete en problemas, sin importar cuales sean, esté bien o esté mal lo que haya hecho, tiene que estar de su lado, en lugar de explicarle que la violencia es mala y que hay otras maneras de solucionar los problemas.
En cuanto a las escuelas, creo que no están enseñando nada a los jóvenes, se están convirtiendo en casas de acogida que cuidan temporalmente a los niños en lugar de enseñarles. Eso es algo que no ha cambiado. Cuando yo iba al colegio ni siquiera sabía para qué iba: el problema era la escuela, porque en realidad destruía cualquier clase de esperanza o ambición que los estudiantes pudieran albergar. Recuerdo que una vez, en secundaria, el profesor estaba muy frustrado con los alumnos. Un día vino a clase, estábamos sentados y nos dijo, uno por uno, qué íbamos a ser en el futuro: usted no será nada, usted tampoco será nada… Y en el instituto sentías el mismo tipo de desánimo.
Creo que la escuela es muy importante, debería serlo. Pero el gran problema es que los niños no tienen ningún tipo de respuesta positiva hacia ella, en realidad no tienen ni idea sobre qué trata y ni siquiera se dan cuenta de que están perdiendo una gran oportunidad. Tenemos una mala educación pública en la que los niños solo aprenden como pasar test. Es obvio que las futuras generaciones tendrán que aprenderlo todo por sí mismas.
De los problemas de las personas más desfavorecidas de su primera película pasa a la irrupción de la clase media en My Brothers Wedding y las fricciones que se producen entre ambos mundos…
Inicialmente, la clase media y la clase trabajadora negra convivían, porque aunque hubiera algunos que tenían dinero no podían vivir en otro lugar que no fuera en una comunidad segregada. Y esa era gente que tenía ideas sobre la educación, sobre cómo salir adelante… Había muchos doctores y abogados, pero todos vivían en la misma comunidad que la gente pobre. En My Brothers Wedding se pueden ver los efectos provocados por el ascenso social dentro de ese entorno: Pierce (Everett Silas) tiene una visión romántica de los pobres y una actitud negativa frente a la gente con dinero, exagera las diferencias de clase aunque en algunas cosas tenga razón. En lugar de abrazar esos dos mundos, de quedarse con lo mejor de cada clase, se deja llevar por sus prejuicios de manera que no puede ser un mentor efectivo para Soldier (Ronnie Bell), un tipo con problemas que necesita una figura fuerte que lo guíe, un hermano mayor que Pierce no puede ser.
Esa conciliación entre clases parece necesaria para usted…
La clase media ofrecía mucha estabilidad, aportaba una dirección política, tenía contactos con el establishment, con el gobierno y con otras instituciones que tenían impacto en la comunidad. Cuando la clase media se marchó a otros barrios y se produjo la separación se creó un vacío político, perdimos el rumbo y las cosas empezaron a deteriorarse. Lo que quiero decir es que necesitamos a las dos (clases) para crear un entorno saludable.
La familia es otro de los pilares de su narrativa…
Creo que fue a John Bradshaw al que le leí que las cosas empiezan en la familia. Es ahí donde aprendemos, de donde tomamos nuestros buenos y nuestros malos hábitos y es lo que fija como viviremos el resto de nuestras vidas, como funcionamos y como percibimos las cosas, todo empieza ahí. Si creces en un buen entorno eres muy afortunado. Hay gente que logra superar todos los problemas que hay en la familia se convierte en una buena persona, al final creo que es extraordinario. En su trabajo, Bradshaw menciona que si procedes de una familia en la que el padre maltrata a su esposa es más que probable que termines actuando de la misma manera, adoptas sus patrones. Las mujeres que provienen de una familia de este tipo tienden a casarse con ese tipo de personas, así que la situación no hace más que repetirse hasta que alguien rompe la cadena y se da cuenta de donde viene ese patrón de comportamiento y como puede ayudar para cambiar esa situación.
La religión como elemento vertebrador de la comunidad negra es otro de los grandes temas de su filmografía (en casi todas sus películas aparece la figura del predicador)…
La iglesia siempre ha sido una institución importante en el seno de la comunidad. En numerosas ocasiones no he estado de acuerdo con sus posturas, por ejemplo en los 80 cuando las drogas golpearon la comunidad y todo el mundo dio la espalda a la gente que lo sufría. Sentían que era un problema tan grande que nadie podía hacer nada frente a él así que dejaron de lado a esa generación, lo que terminó siendo peor. Pero, en líneas generales, creo que la iglesia ha tenido un papel clave. Por ejemplo, las primeras revueltas de esclavos se produjeron porque estos aprendieron a leer y lo primero que leyeron fue la Biblia, se familiarizaron con escenas como la de la batalla de Jericho, etcétera. Es el caso de Nate Turner, la lectura de las escrituras fue la que le inspiró para rebelarse.
Puede que el mayor conflicto que pueda encontrarse en este ámbito sea el que se produce entre la iglesia y el blues, aun cuando muchos de los bluesmen proceden de la iglesia e incluso cuando algunos de ellos terminaron por volver al seno de la comunidad religiosa. De todos modos, es una transformación extraña, venir del mundo del góspel y entrar en otro que habla de cosas decadentes.
Ese conflicto nutre su documental Warming by the Devil’s Fire (2003) que forma parte de la serie producida por Martin Scorsese dedicada al mundo del blues.
Una de las cosas que quería tratar en esa película era precisamente esa, el dilema al que se enfrenta ese niño que ha probado el regocijo que transmite esa música –sobre todo en la escena en la que baila con la mujer en la cocina– y siente de alguna manera que la vida es mejor y tiene mucho más que ofrecerle que una existencia dedicada al sacrificio tal y como explica la Biblia. Para él es una lección. Es una película que trata más sobre los conflictos personales que sobre quién es quién en el mundo del blues.
Al igual que el niño de Warming by the Devil’s Fire, la mayoría de sus personajes suele enfrentarse a dilemas de difícil solución (si es que la tienen); conflictos que, muchas veces, han sido extraídos de sucesos o situaciones reales. Pienso, por ejemplo, en el JJ (Michael Boatman) de The Glass Shield (1994).
Es cierto que muchas de las historias que he escrito están basadas en la realidad y todos los elementos de la película que mencionas están extraídos de ella aunque ligeramente modificados: el personaje de Lori Petty está basado en un hombre, el caso en el que intentan inculpar al personaje de Ice Cube sucedió realmente y esa persona pasó 17 años en la cárcel aun cuando el fiscal y el juez sabían que no era culpable…
Todo surgió cuando el programa 60 Minutes contó la historia y 17 años después le preguntó al fiscal porque esas evidencias que probaban que ese hombre era inocente no fueron utilizadas. Por ejemplo, la pistola que encontraron era una 38 y la mujer asesinada recibió un disparo de un arma del mismo calibre pero no de esa arma. Así que presentó pruebas sobre el uso de un 38 y los testigos expertos ratificaron que se había usado una pistola de ese calibre. El abogado del acusado iba a mencionar el hecho de que era un arma diferente pero espero demasiado y aunque el fiscal sabía que aquella no era el arma y que esa era la única prueba que lo implicaba, no dijo nada. Cuando, años después, se le preguntó al fiscal si creía que había obrado mal dijo que él estaba cumpliendo con su cometido, que no podía hacer nada si el abogado del acusado era demasiado estúpido para hacer bien su trabajo. Eso es como cometer un asesinato. Esto es algo que sucede continuamente, si lees la prensa, no los grandes medios porque ya no cubren este tipo de historias, puedes encontrar un gran número de casos como este y esta extraña e inhumana política que aplica la justicia afecta con mayor frecuencia a la población negra que a la blanca y sobre todo a la población negra pobre.
En este sentido, el caso de Rodney King, que sucedió tres años antes de que se estrenara The Glass Shield, ayudó a visibilizar ese tipo de problemáticas…
Antes de Rodney King la policía ya golpeaba a la gente, solo que entonces no había un video que lo demostrara. Incluso ahora no les importa demasiado. Oyes hablar sobre gente que ha sido arrestada y se ha pasado 13 o 14 años en la cárcel y el policía que lo detuvo, el fiscal que lo procesó y la gente que compone el sistema judicial sabían que no eran culpables. Hubo una organización que se encargó de revisar este tipo de sentencias y esas condenas y descubrió que era imposible que esas personas hubieran cometido esos crímenes. En varios casos se encontraron pruebas de ADN que demostraban que no lo habían hecho y después de 4 años en la cárcel fueron liberados sin ningún tipo de compensación.
Pero ese solo es uno de los problemas, otro tema importante es la privatización del sistema penitenciario. Estos complejos industriales carcelarios están haciendo ingentes cantidades de dinero alojando prisioneros. Para el estado es más barato tener prisiones privadas, porque su mantenimiento cuesta millones de dólares al año. En Estados Unidos hay, aproximadamente, 2,5 millones de personas encarceladas, eso más que la población de algunos países, y esa gente está encerrada por periodos de 10 o 20 años y cuando salen vuelven a la cárcel porque no se les ha rehabilitado, no pueden encontrar trabajos, ¿qué pueden hacer? Y una de las peores cosas es que un delincuente que ha sido arrestado dos veces, si comete un delito menor, si roba una golosina, se va a la cárcel para el resto de su vida. Estas cosas han sucedido, es inaudito.
En la película también hay una referencia menos obvia a otro caso como el de Ron Settles…
Un buen número de los elementos que aparecen en esta película se refieren al de la persona que estuvo encarcelada injustamente y otros del de Ron Settles, un joven jugador de futbol americano que apareció ahorcado en su celda de la cárcel Signal Hill tras ser arrestado la noche anterior. El policía negro que investigó aquel caso, John Eddie Johnson, contó la historia de cómo interrogó a agentes del departamento de policía y terminó dejando el cuerpo tras ser amenazado de muerte. La historia de ese agente nos sirvió para completar el cuadro y hablar de otra de las cosas que queríamos contar, la existencia, a principios de los 70, de un grupo de policías del departamento del sheriff que formaban una especie de club al que solo podías acceder parte si habías matado a alguien, eran policías pluriempleados como sicarios.
El personaje de JJ se debate continuamente entre apoyar a sus compañeros o apoyar a la comunidad a la que pertenece, ahí reside ese gran dilema del que hablábamos antes…
El tema principal de esa película es como una persona inocente puede convertirse en alguien despreciable, cómo alguien que tiene buenas intenciones puede corromperse. Creo que eso es algo que puede pasarle a cualquiera, cómo pensando que haces lo correcto terminas haciendo justo lo contrario. JJ tiene el sueño de convertirse en ese héroe que salva vidas, ése al que vemos en el cómic que sale al inicio de la película, y después poco a poco descubre que se ha convertido en parte de la corrupción sin saberlo. Cualquiera que lo observe puede simpatizar con JJ por la manera en que actúa: dice esa pequeña mentira piadosa para proteger a su compañero y, al final, todo se sale de madre.
The Glass Shield se estrena en la primera mitad de los 90 y por ritmo, temática y complejidad dramática está muy lejos de otros thrillers de la época en la que los protagonistas son negros, pienso en Los chicos del barrio (John Singleton, 1991), New Jack City (Mario Van Pebbles, 1991) e incluso Clockers (Spike Lee, 1995),…
Los productores no están acostumbrados a ese nivel de complejidad, las películas surgen de fórmulas, todo eso de “las historias tienen que tener tres actos” y repiten la fórmula una y otra vez, así que para ellos es difícil leer una historia que es completamente diferente.
De hecho, inicialmente los productores quisieron cambiar muchas cosas del guion porque no las entendían. Por ejemplo, Greenspan (Elliot Gould) es hallado muerto en el bosque, un ciclista encuentra el cuerpo y luego lo vemos en la morgue. Por lógica sabes que es Greenspan, porque los policías tienen miedo de que les delate, así que lo matan porque saben que va a ser el siguiente en ser investigado… En fin, cuando llevamos el guion a una productora americana querían asegurarse de que el público entendía que Greenspan estaba muerto, así que nos decían: pon en esta escena a alguien diciendo que Greenspan está muerto, ponlo en esta otra… Finalmente, había un primer plano de la cara del juez diciendo: Greenspan está muerto. Más tarde, afortunadamente, encontramos producción francesa y cuando leyeron el guion dijeron: esto está sobreescrito. Y yo dije: gracias. Siempre pienso que tuvimos suerte de poder haber hecho la película como queríamos.
Esa ruptura de las convenciones también afectó al casting. Recuerdo que uno de los actores que barajamos vino a recibir instrucciones para desarrollar el papel del policía negro y quería interpretar a un tipo que golpeaba a otros tipos, a eso es a lo que estaba habituado, a ese rol de héroe, así que traté de explicarle que cuando uno es policía su vida está en peligro, si no tienes el apoyo de los otros miembros del departamento de policía corres aún más riesgos. La historia está basada en una persona real, un tipo normal con sus miedos.
Esa relación con la realidad, o con los personajes extraídos de sucesos que han ocurrido (y pienso tanto en Nate Turner como en el JJ de The Glass Shield), ¿cómo la vive? ¿Cómo lidia con los problemas que puedan surgir a la hora de enfrentarse a los hechos reales?
Siempre quieres alcanzar la verdad. Recuerdo que una vez quise hacer una película sobre un miembro de los Panteras Negras y los productores británicos que estaban involucrados en el proyecto querían que el protagonista terminara siendo inocente. Documentándome para la película averigüé que era culpable de lo que se le acusaba, así que no pude ir más allá, no podía decir en la película que era inocente, era una cuestión de honestidad. Eso me sucedió en otras dos películas que quise hacer sobre prisioneros que se suponía que eran inocentes y terminé averiguando que eran totalmente culpables. Los productores querían que el protagonista fuese inocente y les dije que no podía hacerlo. Por otra parte, puedo entender su postura, lo de que tu protagonista sea culpable puede que no funcione.
Recuerdo que To Sleep With Anger (1990) surgió tras desechar un proyecto en el que quería contar la historia de una joven que fue asesinada en mi barrio por el miembro de una banda. La chica había era la único testigo ocular de un crimen y la policía, tras prometerle que no revelaría su nombre, lo filtró a la prensa, así que los gánsteres supieron quien los había delatado y la mataron. Estaba tan furioso con aquello… Nunca hemos confiado en la policía, menos aún hoy en día, pero aquella filtración fue un crimen horrible. La productora que desarrollo el proyecto quiso cambiarlo y decidí dejarlo y empezar To Sleep With Anger que era ficción y pensaba que recibiría menos presiones.
De todos modos, para que la gente entienda el proceso que te lleva a abandonar los prejuicios y contar la verdad, el caso del proyecto sobre los Panteras Negras resulta ejemplar. Cuando quisimos hacer esa película uno de los principales problemas que tenía con ellos es que creía que podrían haber cambiado la comunidad, que tenían un gran potencial. Sin embargo, cuando la policía trató de destruirlos empezaron a tener problemas de liderazgo y empezaron a hacer cosas extrañas en el seno la comunidad. Una historia sobre los Panteras Negras o sobre cualquier otra organización debe ser honesta y romper con esa imagen mítica que se pueda tener sobre ella, y eso supone cargar con un montón de responsabilidad y siempre es problemático.
En ese sentido, siempre ha sido un cineasta crítico (también con los suyos).
Cuando cometes errores inocentes, ya sean técnicos, de estructura o de lo que sea, te das cuenta y eso te duele y te dices que deberías haberlo hecho de tal o cual manera. Eso es algo totalmente diferente a manipular deliberadamente al público sobre la verdad, eso es inadmisible, si hubiera hecho una película así sería incapaz de verla.
Hablemos de la violencia. En sus películas la violencia parece estar siempre en estado latente, pocas veces se hace explícita y, sin embargo, uno tiene la sensación de que puede desencadenarse en cualquier momento.
He visto violencia de primera mano, cosas horribles… Cuando era pequeño era muy curioso y una de las cosas que quise ser fue fotoperiodista. La primera vez que tuve una cámara fotografíe la muerte de una mujer por sobredosis. Pasaba por su casa a todas horas, murió en su puerta así que cogí la cámara, era la primera vez que tenía la ocasión de hacer trabajo periodístico, y me fui allí, la policía no me detuvo, decían a todo el mundo que se alejara pero a mí no me dijeron nada, y yo no era periodista ni nada parecido, solo tenía mi cámara, me ignoraron, así que me acerqué todo lo que quise. Cuando paré para cambiar el carrete una chica cuya familia vivía allí y que era muy atractiva pero que no podía caminar bien sin muletas, se me acercó y me preguntó por qué estaba haciendo fotos y mi estúpida respuesta fue: porque es divertido. Imagina el contexto. Ella no se enfadó, simplemente se limitó a decir: ¿también las tragedias? Aquello me golpeó, me sentí tan mal, detectó una maldad en mí de la que yo no era consciente, inmediatamente dejé la cámara y no volví a hacer aquello jamás.
Te puede interesar
Este mes