Print Friendly, PDF & Email

En recientes entrevistas, el cineasta Leonardo di Costanzo (L’intervallo, L’intrusa) confesaba que, desde la concepción de Ariaferma, ya pensaba en hallar para el rodaje una localización con una forma en particular que fomentara las relaciones inusuales entre sus personajes carcelarios. Encontró lo que buscaba: un panóptico, un espacio arquitectónico circular desde el cual todas las celdas fueran visibles desde un punto central. En la cinta, el forzoso cierre de una prisión del siglo XIX ubicada entre montañas rocosas de difícil acceso es la excusa argumental de Di Costanzo para justificar que un reducido grupo de funcionarios y presos tenga que convivir a la espera de traslado en esa metáfora circular que el director perseguía.

En la puesta en escena de Ariaferma, donde el gran plano general es siempre el elemento que aporta más valor al metraje (dada la carga de significado que el cineasta le da), esta decisión de encerrar en un círculo a todos sus personajes responde, no tanto a un intento de ahondar en la utópica teoría carcelaria del panóptico de Jeremy Betham popularizada por Foucault, sino a una intención de mostrar tanto a reos como a funcionarios en la misma situación de confinamiento sin sentido, esto es, encerrados todos en la absurda rueda de hámster de un sistema de castigo, intimidación y luchas de poder que no conduce a nada. Di Costanzo se recrea en la decadencia de las instalaciones, continuando con la tendencia de su cine de reflexionar a través del uso de los espacios. Sombras, paredes desconchadas y apagadas galerías en desuso envuelven a personajes a los que acompañan una percusión desacompasada y una colección de ecos metálicos a reja carcelaria, perfilando las situaciones de más tensión. El duelo se centra en Toni Servillo y Silvio Orlando, que interpretan a funcionario al mando y cabecilla de presos, respectivamente. Ambos terminan andando, en paralelo, hacia el último muro alambrado del recinto, alejándose por un pasillo visual que para ellos es también otro punto de fuga sin salida.