El desierto como viaje. 
Jonay Armas.

Más de cinco años más tarde, tras un período de absoluto silencio y un desolador panorama, La viajante es el primer largometraje cuya producción ve la luz gracias a las subvenciones del Gobierno de Canarias. Esta road movie ha reunido a un pequeño equipo de rodaje que ha atravesado las islas de Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura para poder trazar un mapa del relato.

El director, Miguel A. Mejías, y la productora Digital 104 se han lanzado al vacío con el proyecto más ambicioso de su historia: un largometraje de ficción, situado en un futuro indeterminado, que empuja a su protagonista a huir de la ciudad, a encontrarse con el desierto, un lugar también indeterminado donde poder emprender su viaje iniciático. El set se encuentra en medio de la nada, símbolo también de estos años de completa incertidumbre.

“Tengo una suerte infinita: puedo hacer cine, y todas estas personas de alrededor confían en mí sin haberlo merecido aún”, afirma el cineasta.

Nunca ha existido una generación en las islas tan prometedora y con tal proyección internacional. La necesidad de establecer un tejido industrial se ha vuelto imperativa. Por fin, con La viajante se abre un período, todavía sin una continuidad asegurada, en el que los cineastas del archipiélago han comenzado a creer que todo es posible.