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En adición a la muestra de largometrajes, la sección Punto de Encuentro este año acogió dos sesiones de cortos, cuya división estuvo dada por un criterio geográfico: Cortometrajes Punto de Encuentro reunía cinco propuestas de distintas partes del mundo mientras La noche del corto español se dedicaba, como indica su propio título, a trabajos en el formato corto dentro del panorama nacional. En la primera sesión destacar Heartbreak Hotel, de Emma Axelroud Bernard: una historia de sororidad femenina entre el thriller y la comedia bañada de lenguaje pop. En su contraparte Nocturnal Burger, de Reema Maya, se llevó el premio de la sección: una decisión comprensible pero demasiado segura. Por otro lado, el galardón de La noche del corto español fue para Meteoro, del veterano Víctor Moreno: un interesante trabajo documental que roza los bordes de lo experimental para hablar sobre el universo y sus infinitos misterios. Cabe mencionar también el lugar predominante de la animación en esta selección de cortometrajes (cuya presencia en el festival por lo demás no ha sido tan amplia): Z.O. (Loris G. Nese) y Almost Forgotten (Dimitri Mihajlovic y Miguel Lima) en la primera sesión y Lost At Sea (Andrés Bartos y Lucija Stojevic) y Las invasiones biológicas. el caso del Ovis orientalis musimon en la isla de Tenerife: «El último muflón» (Omar Razzak y Shira Ukrainitz) en la segunda. Obras que, si bien pueden tener problemas en sus discursos, reflejan la enorme diversidad en el género, dentro y fuera del país. Daniela Urzola