Toda biografía tiene mucho de ficción y toda ficción tiene mucha realidad. Henry Fonda For President podría parecer una obra intempestiva e inactual. Y no solo por la extensa exploración del hombre-actor-mito que cautivó a la Historia del cine, sino porque en sus paralelismos se halla una aparentemente difusa radiografía de una nación a merced de la sociedad del espectáculo. Pero, se esconde en la mirada ensayística de Alexander Horwath, una suficiencia diacrónica en la que el ciclo vital y artístico de Henry Fonda desvela las constantes contradicciones ideológicas y políticas que experimentó junto con el avance de la cultura y la contracultura estadounidense. El resultado va mucho más allá de una simple recopilación de imágenes de archivo, encontrando su enfoque en una estructura dramática donde las ‘acotaciones’ correrán a cargo de Hannah Arendt, Martin Luther King, James Baldwin o Günther Anders. De este modo, el poema-ensayo-film atravesará las motivaciones y aspiraciones de un país cimentado en la devastadora noción de progreso. Algo que queda plasmado en un milimétrico montaje, entendido como una fuerza gravitatoria, que evidencia la voluntad de afrontar la realidad desde el origen. Es por ello por lo que volverá a los sitios donde se desarrolló la vida de Fonda y a las localizaciones en las que tuvieron lugar sus rodajes, para poder filmar, recrear y confrontar a un paradigma actual en las que las imágenes se acuñan por medio del olvido
Libre de prejuicios o superioridad intelectual, el titulo se inspira en un capítulo de la sitcom Maude (1972-1978), donde se dibuja la ilusión de que Fonda pueda llegar a ser el candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Se intuye en este ingenuo deseo que lo que está en juego es únicamente la imagen: el espectador/ciudadano no anhela el cambio real de la sociedad, sino que se complace en la perfección de una iconografía. Por ende, con la llegada de Ronald Reagan al poder, la escalada de violencia o el presagio del fin del mundo, los síntomas del entretenimiento transformarán los mitos de la sensación en mitos de valor, encontrando una extraña conjunción entre pensamiento y voluntad, entre reflexión y acción. Una encrucijada en la que la agónica naturaleza del sueño americano se reinventa contra el recuerdo de lo que fue a través de la conciencia abrumadora de lo que es: una broma infinita.
Felipe Gómez Pinto
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