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FILMADRID: António um dois três (Leonardo Mouramateus)
Ricardo Barbé

a António Um Dois Tres (Leonardo Mouramateus, 2017)

En la estación de Lisboa, un tren llega y otro reanuda su marcha. Siguen direcciones opuestas, por lo que solo se van a encontrar durante un momento. Los seres humanos somos pequeños instantes en la vida de otros, momentos que, a veces, quedan grabados en nuestra memoria. Las circunstancias determinan nuestro presente y cualquier detalle puede hacer tornar nuestro futuro.

Leonardo Mouramateus se inicia como director con este primer largometraje, coproducido entre Brasil y Portugal y ambientado en una Lisboa modesta y acogedora, huidiza de lugares comunes. El realizador brasileño narra las peripecias de un joven portugués llamado António, un chico soñador que, como todos, busca la felicidad a través del amor. Como cualquier joven, no tiene claro lo que quiere; añora a Débora y se siente atraído por Mariana, y sus inquietudes artísticas van derivando en distintas ocupaciones. Porque António um dois três no es un relato lineal, sino tres relatos que se van conjugando uno dentro de otro. Siguiendo un esquema de repeticiones, se nos plantean tres historias con los mismos personajes introduciendo pequeñas alteraciones que cambian las perspectivas y motivaciones de los mismos.

Las formas y diálogos van en ese mismo sentido, sin alardes y con sencillez; la película disfruta consigo misma y traslada ese gozo al espectador, irradia libertad y serenidad ante los avatares de la vida. El drama romántico al que parece dirigirse va mutando hacia un ejercicio de lenguaje metanarrativo, donde la realidad y la ficción se funden en una y la distinción entre vivir una vida o representarla en una función se hace tremendamente difusa.

Un debut esperanzador que recuerda por su temática y estructura al cine de Hong Sangsoo, y que plantea interesantes aleaciones entre arte y vida. Juega con la idea de realidad, estableciendo inevitables paralelismos entre las tres vidas de António y tomando la representación como vehículo para cambiar tu propia existencia. Es evidente la afirmación de que el cine, como cualquier arte, bebe de la vida, pero, ¿es la vida una performance en donde cada cual interpreta su papel en busca de que todo cobre un sentido?